“¿Cómo amanece, pa’?”, así saludaba siempre Juan Sebastián a su papa, Alex Carmona, en la calle y en el estado en que se encontrara. Juan Sebastián Herrera tiene ya 22 años, pero desde pequeño fue testigo del deterioro de su padre, un cantante imitador de voz poderosa, bohemio y soñador que quedó atrapado en el infierno de las drogas.
Juan Sebastián recuerda que su figura paterna fue un papá drogadicto siempre. "Ya no le regalaban la cocaína. Él tenía que comprarla y su fondo lo destinaba, la mayoría, al consumo", narra. Al tiempo que cuenta con dolor cómo el maltrato de su papá hacia su mamá era el pan de cada día, pero su madre no hablaba de eso y él "se comía el cuento".
Una mañana, mientras veían televisión antes de salir para el colegio: “llegó mi papá, le quitó las llaves de la casa a mi mamá, cogió un cuchillo, se cortó la mano y se acercaba a mi mamá para darle puñaladas”. Ese fue el último día que Juan Sebastián vio a su papá. Hasta que seis meses después fue a comprar pan con una prima y no podía creer lo que se encontró en la calle.
“Cuando veo a mi papá, lo veo con una cabuya, una bermuda, tirado como si estuviera prácticamente muerto. Estaba drogado y en condición de calle. Me marcó muchísimo porque no era mi papá. Era otra persona, yo lo veía como un desconocido”.
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“Nunca me avergoncé de mi papá. Un día saliendo del colegio lo veo pasar y corro de la felicidad a abrazarlo. Mis compañeros, mamás, profesores, aterrados, se alejaron y comenzó el bullying. ‘Ah, el que tiene papá desechable’, me decían", detalla Juan Sebastián con voz quebrada.
Juan Sebastián no deja de lado el fundamental papel que ha jugado su madre, quien nunca le inculcó odio o rechazo hacia Alex, por el contrario, le insistía en que estudiara para que "fuera alguien en la vida y lograra sacar a su papá de las calles".
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El Día del Padre de 2016, Juan Sebastián publicó una foto con su papá en Facebook con el fin de enviar un mensaje a sus amigos para que valoraran a sus padres. Esa foto le dio la vuelta al mundo.
Alex Carmona tiene un año y cinco meses limpio, tratando de reencontrarse con el hombre que un día fue y luchando diariamente con las secuelas de las drogas y la calle.
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