Benjamín González está cerca de cumplir 51 años. Su papá y sus hermanos llevan años buscándolo, pues cuando tenía tres años fue enviado a Estados Unidos para un tratamiento médico, ya que nació sin brazos ni piernas y en Colombia para esa época no había nada que hacer por él. Al principio recibieron noticias y algunas fotos, pero después no hubo más información. Los Informantes conoció su historia en el 2022.
"Las 11, 12 de la noche nació el niño, entonces salió una señora y me dijo ‘ay, don Camilo si quiera que ya nació el niño, pero hay un problema, cómo le parece que el niño nació sin pies, sin piernas y sin brazos”, recordó Camilo González, papá de Benji.
Fue un parto largo y muy difícil, porque Benjamín González García llegó a este mundo el 30 de octubre de 1973 en la selva, en San José del Guaviare, en el seno de una familia indígena. Tenía focomelia o dismelia, una enfermedad congénita muy rara con graves malformaciones en las extremidades. No tenía ni brazos ni piernas.
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Doña Petra, la mamá del niño, quedó muy débil y enferma. Camilo, el papá, recibió asombrado a su quinto hijo.
Desperado por la salud de los dos, el padre decidió buscar ayuda. Un enfermero hizo el largo viaje por río desde Mapiripán para atenderlos. Él quedó de informar de la situación a Villavicencio.
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Mientras, la familia se fue acomodando y todos empezaron a querer a ese niñito tan especial que se convirtió en el centro de atención.
Dos periodistas, el chileno Víctor Macaya y el colombiano Fabio Roca Vidales se enteraron de la existencia de Benjamín, viajaron a conocerlo y quedaron tan impresionados que se empeñaron en hacer algo por el niño y su familia.
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Los convencieron y entonces salieron de las selvas del Guaviare a la capital. Un viaje larguísimo, para ellos era como llegar a otro mundo.
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Pasaron casi un año en Bogotá y lo atendieron en el Instituto Roosvelt, el hospital especializado en ortopedia y rehabilitación para niños.
Los periodistas publicaron la historia en Vea y Cromos y desde la revista y otros medios hicieron un tremendo despliegue. Publicaron fotos, entrevistaron a los papás y fue noticia nacional.
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El caso causó tremenda revolución, pero para ese momento en Colombia médicamente no había nada que hacer por él.
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“Había posibilidades de transportar el niño a los Estados Unidos para que le pongan los ortopédicos”, afirmó el papá de Benjamín.
A Benjamín González le consiguieron un cupo en un hospital de Estados Unidos. Con solo tres años, Benji viajó al Shriners Hospital, una cadena de hospitales especializados para niños. La familia lo despidió en el aeropuerto El Dorado, de Bogotá.
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Don Camilo se subió hasta el avión y le entregó su hijo a Fabio, quien era el responsable de viajar con el niño. No pasó mucho tiempo cuando llegó una primera carta con buenas noticias de Benjamín.
Benji respondía bien al tratamiento y verlos con brazos y piernas ortopédicas era la alegría para la familia González. Recibieron otras cartas, pero luego dejaron de escribirles.
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Era 1982 y en el Guaviare, la extinta guerrilla de las FARC los obligó a dejarlo todo atrás. Llegaron a vivir desplazados a San Martín, Meta, y ahí se perdieron todos los contactos con Benjamín.
El plan era que cuando no hubiera que cambiarle más las prótesis a Benji, él iba a regresar, pero se cortó la comunicación y le perdieron la pista completamente.
La tristeza y el cáncer terminaron matando a doña Petra, la madre de Benji, a los 65 años. Su anhelo de volver a ver a su hijo no se cumplió. Don Camilo, de más de 80 años, hizo de todo por ver a su hijo antes de morir y sus hermanos han intentado buscarlo, pero nadie les da razón.
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