Decidió probar suerte fuera de su país, con 200 dólares en el bolsillo y una maleta que le robaron en su travesía y con la que perdió su vida entera empacada en ella. Caminó durante cinco días hasta llegar a Lima, Perú, con 100 dólares que le quedaban.
Dice haberse muerto por dentro, no quedaba nada más que dolor y rabia, lo que le permitió escribir el tema que la ha hecho famosa y con él renacer.
Asegura no tener vínculos con el chavismo, como muchos venezolanos dicen.
Noble, estudioso, trabajador: así es Johan Ramírez, el ángel del Chapecoense El dolor de un país inmortalizado en obra de arte por la maestra Beatriz González