Tras más de ocho décadas de promesas incumplidas, el metro de Bogotá está en construcción y un grupo de al menos 180 ingenieros chinos está detrás del ambicioso proyecto. Los Informantes conoció cómo estos profesionales no solo enfrentan el desafío técnico, sino que también experimentan una cultural muy diferente a la asiática.
Los ingenieros chinos en Bogotá enfrentan el desafío de construir una obra monumental, pero a su vez deben adaptarse a un estilo de vida completamente nuevo para ellos. La colaboración entre los trabajadores nacionales y los extranjeros ha sido un aspecto fundamental para el avance del anhelado proyecto.
Allen Li, gerente general del departamento técnico y de calidad, expresó su positiva sorpresa: “Nunca imaginé que tendría un proyecto aquí en el que participar”. Li también destacó la fluidez de la comunicación con los colombianos, gracias a su dominio del inglés y su esfuerzo por aprender español.
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Pengxiang Song, gerente general de la unidad CHEC, inicialmente tenía temores sobre el país, pero estos se despejaron al experimentar la amabilidad de los colombianos. “Cuando llegué por primera vez, el conductor que me recogió fue muy amable y extrovertido. No es lo mismo que en China, ellos tienen cara de pocos amigos. En este país todas las personas son muy amables”, relató Song,
Ha sido tan buena la experiencia del ingeniero Song durante los cuatro años que lleva en Colombia trabajando en la construcción del metro de Bogotá que decidió traer a su familia y ahora su hija no quiere regresar. “Colombia es más feliz tiene como muchas actividades, pero en China como no tanto, sólo trabajar y trabajar. Estamos felices”, aseguró Yifan Song.
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La adaptación a una cultura más abierta y libre también ha sido una sorpresa para Song, quien anteriormente trabajó en países árabes con restricciones estrictas. “Aquí es todo lo contrario. Las mujeres aquí son muy abiertas, así que tal vez para los jóvenes es agradable trabajar aquí”, señaló.
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A pesar de las largas jornadas de trabajo, han tenido tiempo de conocer algunos lugares de Colombia. La familia Song viajó al Amazonas y el ingeniero Li intenta subir todos los fines de semana La Calera, donde le gusta comer carne asada. “La Calera es un pueblo hermoso. Después de subir la montaña solemos descansar allí”, recordó.
El ingeniero Li lleva apenas un año en Colombia, su esposa lo espera en Beijing y por ahora no tienen planes de que ella se mude a vivir a Bogotá porque su carga laboral todavía es muy alta. Sin embargo, no descarta que cuando el proyecto esté más avanzado ella pueda venir a estar con él. “Mi trabajo es muy exigente, así que podrás imaginar el poco tiempo que tendría para acompañarla si ella viene a Colombia”, explicó.
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La experiencia de estos ingenieros chinos en Bogotá no solo se limita al ámbito profesional, sino que también agradecen el positivo intercambio cultural que les ha dejado este importante proyecto.
Vea la historia completa de Los Informantes sobre el metro de Bogotá aquí:
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