El 18 de agosto de 1989 el país se desgarró con el magnicidio de Luis Carlos Galán. Además de la familia del político colombiano, hubo otras dos que también perdieron a sus seres queridos, las de Julio César Peñaloza y Santiago Cuervo.
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Hace 32 años, en la plaza de Soacha en Cundinamarca, Julio César Peñaloza, un joven político local, esperaba a Luis Carlos Galán en la tarima para presentarlo a una multitud emocionada, Galán se abrió paso como pudo por entre la gente, escoltado, entre otros, por Santiago Cuervo, como su sombra siempre a la derecha, pero la tragedia no solo alcanzó al excandidato a la presidencia de Colombia, sino también a Cuervo y a Peñalosa. En ninguna de las estatuas, placas o construcciones que hay por todo el país en memoria de Galán se reseña el nombre de Santiago o de Julio. 32 años después, hablan las familias de las víctimas olvidadas del magnicidio.