Sergio Cabrera habla cinco idiomas, estuvo en la guerrilla, desertó, fue representante a la Cámara, ha dirigido una veintena de producciones para ciney televisión, incluyendo la Estrategia del caracol, su obra maestra. Los Informantes y la vida del nuevo embajador en Beijing que es tan sorprendente que Juan Gabriel Vázquez la volvió novela.
Es la primera vez que Colombia tiene un embajador en Pekín que habla chino natural como quien respira. Se llama Sergio Fausto Cabrera Cárdenas, nació en Medellín hace 73 años y su vida azarosa no es que sea digna de una novela, es ya una novela exitosa traducida a 18 idiomas, con 7 reediciones en nuestro país y contando.
“En los últimos 40 años China ha pasado a ser ese país pobre que yo conocí, a ser una super potencia mundial. No solo China, o sea también Corea del Sur, también hay otros países asiáticos y todos se basan un poco en el desarrollo de planes a largo plazo". Ese país inmenso y pobre que Cabrera conoció siendo un niño es ahora una superpotencia que le planta pulso a Estados Unidos.
“Hay una tradición en la cultura china a planificar las cosas a largo plazo, dividiéndola en pequeños trozos porque es importante sentir que hay pequeñas victorias. Yo creo que esa es una gran lección que uno puede aprender de China, cómo planifican, cómo distribuyen su tiempo y cómo trabajan con tenacidad, con un espíritu colectivo muy arraigado. Son países donde los intereses colectivos priman sobre los intereses individuales. Es indispensable que aprendamos ese tipo de comportamiento”.
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El ahora embajador es hijo de Fausto Cabrera, un actor y director español quien llegó a Colombia en 1945 para quedarse. “Comunista español muy estricto, muy autoritario, muy hábil para convencernos de que lo que él quería era lo que nosotros queríamos, era un gran actor”. Fausto Cabrera se casó con Luz Elena Cárdenas en Medellín y en 1950 tuvieron a Sergio y dos años después a Marianella. “Mi madre buscaba contrarrestar esa dureza de mi padre con la suavidad y el cariño de una madre antioqueña. Una gran lectora, me transmitió a mí el amor por la lectura”. A los 10 años a Sergio le regalaron una cámara fotográfica y desde entonces supo que quería dedicarse al cine.
“Yo no estudiaba, pero era la hija de Fausto Cabrera entonces yo pasaba todos los años y Sergio era malo como el solo, mejor dicho, Sergio si no nos vamos para China yo no sé qué hubiera pasado con Sergio porque yo sí era juiciosa, pero el necio era él, entonces lo metió mi papá interno a un colegio y se le escapaba del internado por el lado entonces mi papá dijo ‘nos vamos para China’ y nos fuimos. Yo iba a cumplir 10 años y Sergio 12”.
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Era 1962, Fausto fue invitado por la República Popular China para que impartiera clases de español allá en los confines del mundo. “Después de 10 días llegamos, aterrizamos en Pekín y yo me acuerdo de que en la ventanilla del avión veía campos de trigo al lado y lado de la pista, me pareció extraño. De pronto llegamos al aeropuerto y el aeropuerto era más o menos del tamaño del Planetario de Bogotá, yo sentía que habíamos llegado a un pueblito comparado con Bogotá. Pues hoy en día el aeropuerto de Pekín es el más grande del mundo, ese es como los saltos gigantescos que se han dado en China en estos últimos 40 años”.