Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Sdan Hinestroza, un chef reconocido por sus deliciosos platos, vivió una experiencia que parece sacada de una película. Su talento culinario lo llevó a ser el objetivo de un ladrón de bancos que, desde la cárcel, ideó un plan para convertirlo en su chef personal. Esta es la increíble historia de cómo la fama y la mala suerte se cruzaron en su vida.
Desde muy joven, Sdan Hinestroza mostró su habilidad en la cocina. A los 10 años, cuando su madre enfermó, él la reemplazó en el kiosco familiar, preparando empanadas que fueron elogiadas por su sabor.
Este fue el primer reconocimiento que recibió por su talento culinario, que lo llevaría a abrir su propio restaurante en el barrio Castilla de Medellín, Colombia. A pesar de ser un lugar pequeño en un barrio popular, su restaurante ha sido visitado por estrellas de la gastronomía como Leonor Espinosa y el chef español Koldo Miranda.
Sin embargo, detrás de su éxito actual, hay una historia aterradora. En 2015, mientras vivía en San Cristóbal, Venezuela, y trabajaba en uno de los mejores restaurantes de la ciudad, Hinestroza fue víctima de una trampa.
Publicidad
Una noche, después de beber con amigos, aceptó una invitación que cambiaría su vida.
(Lea también: “Un sueño del infierno”: colombiano deportado por gobierno Trump habla en Los Informantes )
Publicidad
"Estaba un man, muy confiado, se me sentó al lado, me dice, ‘Venga, vamos con una finca, hay un poco de mujeres, rumba y alcohol’… El man frena, yo me bajo, llega una patrulla del Ejército. ‘Tírate el piso’, digo ‘¿Qué pasó?’, ‘Dame la droga, dame la droga’", recordó Hinestroza.
Después de pasar dos noches durmiendo en el piso de una patrulla, Hinestroza se presentó ante una jueza que le dio una condena inesperada.
"La juez me dice ‘Lo vamos a condenar a 7 años y 4 meses por 7 g de coca y un porte de arma ilegal’, si yo no tengo nada, llamé un abogado ‘yo creo que lo van a embalar’", señaló.
Así, el chef fue enviado al centro penitenciario de Santa Ana, uno de los más peligrosos de Venezuela.
Publicidad
El centro penitenciario de Santa Ana era conocido por su violencia y peligrosidad. "Había toros, había tigres, había un criadero de cachama. Tenían un zoológico ahí con sus animales y sus perros caros… los mejores teléfonos. La gente decía que mejor se veía la rumba allá dentro que afuera y era más seguro", contó Hinestroza.
En este lugar, el chef tuvo que pagar su primera extorsión para mejorar sus condiciones de vida. En medio de la angustia, intentó quitarse la vida, pero una mujer lo ayudó con parte del dinero necesario.
Publicidad
(Lea también: Remesas a Colombia desde EE. UU. están impactando la economía: "Es como depender de la caridad”)
A partir de ese momento, su vida en la cárcel empezó a mejorar. "Me dieron una pizzería, comencé a hacer panzerotti, comencé a hacer panadería… comencé a tener un buena platica en el bolsillo, me compré una celda super genial, con todos los juguetes", recordó.
Fue entonces cuando Emilio, el pran, o sea, el líder criminal de la cárcel, lo fichó como su chef personal. "A lo último ya yo tomaba con él y hablaba conmigo. Me decía, ‘perdóneme, a usted no le va a pasar nada, yo solo quería que usted viniera a cocinar’", afirmó Hinestroza.
La fama de Hinestroza como cocinero creció tanto que el director del penal también lo quería para él.
Publicidad
"El director habló con el cacique para que me sacara de allá y para que le cocinara a él y a todo el grupo de jurídica, de abogados", afirmó. Mientras tanto, en el penal se vivían situaciones de horror, con masacres y violencia constantes.
A pesar de haber cumplido su condena, Hinestroza no recibía su boleto a la libertad. "Ya está mi condena de 4 años y 9 meses, ya yo haber pagado la mitad de la condena ya es para que yo esté en la calle. Si no que Emilio no me iba a dejar. Ya estaba pagando más de lo que tenía que haber pagado, pero no había salido de libertad porque no me estaban dejando ir para tribunales", contó.
Publicidad
Finalmente, cuando Emilio fue trasladado a otra cárcel, Hinestroza logró mover ciertos hilos para obtener su libertad.
(Lea también: Exfutbolista Carmelo Valencia volvió al colegio a los 40 años: “Uno muere el día que deja de soñar”)
La adaptación a la vida civil no ha sido fácil para Hinestroza. Ha pasado por varias ciudades como Arauca, Bogotá, Villeta y Medellín, donde llegó con su esposa y donde nació su hija.
A pesar de las dificultades, su historia demuestra que las segundas oportunidades sí son posibles. Hoy en día, Sdan Hinestroza sigue cultivando su éxito en la cocina, dejando atrás un pasado marcado por la injusticia y el horror.