En Purísima, un pequeño pueblo de Córdoba tiene una tradición particular llamada La Chúa. Esta es aplicada a las parejas que después de haberse separado regresan a vivir juntas, para esto, sus vecinos deciden realizar cuatro pilares fundamentales: concurrencia de gente, leer el decreto, tirar basura y hacer sonar La Chúa, como es llamado el instrumento, que realmente es un caracol.
Leonel Arrieta es uno de los grandes promotores de La Chúa, una práctica que ha perdurado por siglos y que para los ojos de otros es totalmente descabellado. De hecho, es tanta la importancia que muchas parejas que han decidido volver a estar juntas, siguen viviendo en casas separadas con tal de que el pueblo no se entere y así, poder evitar La Chúa.
“La Chúa ya se venía usando porque es un instrumento aerófono que se utilizaba para avisar alguna novedad. Se decía que los pescadores lo hacían sonar en la cena cuando llegaban a puerto y las familias escuchaban el sonido, entonces sabían enseguida que ya había llegado el fulano”, explicó Pedro Vicente Benítez, investigador local que ha presenciado decenas de Chúas y quien ha documentado la historia de esta tradición.
Lo que es un secreto se vuelve de interés público, pues la gente sin saber en dónde se va a realizar La Chúa deciden reunirse en el parque principal para después salir todos en modo de “celebración” a la casa de la pareja que ha regresado a vivir juntos.
Daniel es obrero de construcción, él junto a su pareja, fueron los escogidos para esa noche, pero antes de que llegaran sus vecinos la predisposición que tenían los hizo huir antes de que ocurriera La Chúa. Después, estuvo despierto hasta la madrugada limpiando la basura que le habían arrojado al frente de su casa y no pudo ir a trabajar. Algunos se preguntan: ¿Si es una cuestión de tradición o matoneo?
César Carlos Casarrubia, el alcalde de Purísima, en Córdoba, afirmó que se trataba, básicamente de “un bullying muy fuerte y que nunca se ha visto en ninguna parte del mundo. Es netamente bullying de manera jocosa y alegre”.
Sin embargo, todo esto viene de una connotación religiosa que se vive el municipio, pues promueven la creencia en el amor eterno y que las familias deben estar siempre juntas como Dios manifestó en los mandamientos. Es una costumbre que es difícil de entender, pero es parte de su cultura, que, aunque somos de un mismo país, a veces no conocemos ni respetamos.
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Los habitantes de Purísima por el contario se gozan realmente este suceso, de hecho, lo asemejan al respeto, tanto que si un familiar de ellos vuelve con su pareja no dudarían en ser organizadores de La Chúa, pues nadie se salva de pasar por esa tradición. Pese a lo diferente y fuerte para algunas personas, para estos costeños llenos de gracia y alegría no es algo que les haga daño, por el contrario, es resarcir el error o como ellos prefieren llamar: pueblo chiquito, infierno grande.