Desde niño, Eric Yeiner Hincapié no soñaba con ser astronauta, policía o bombero. Su deseo siempre fue transformarse en una calavera viviente. Este sueño lo ha llevado a someterse a numerosas modificaciones corporales, incluyendo tatuajes hasta en los ojos y la mutilación de las orejas y la punta de su nariz. Los Informantes habló en el 2018 con el joven que se hace llamar Kalaca Skull.
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Así nació Kalaca Skull, una verdadera calavera viviente
El proceso de transformación de Eric comenzó tras la muerte de su madre cuando era solo un niño. Este doloroso momento marcó el inicio transformación en una calavera viviente.
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"La calavera es algo que nos da a entender que todos somos iguales, no importa si es niño, niña, hombre, anciano, negro, blanco, lesbiana, bisexual, hetero, travesti. Siempre somos los mismo, un esqueleto," afirmó Kalaca Skull.
El joven, quien se gana la vida tatuando, vive con sus abuelos, pero ellos muchas veces no han estado de acuerdo con sus decisiones. "Yo le dije chao abuela, me voy a hacer mochar la nariz. Ella me dijo, junto con mi abuelo, que no me iban a recibir más en la casa. Me fui y a los dos días volví a la casa, ya cuando volví me pillaron sin nariz", señaló.
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La apariencia de Kalaca Skull genera reacciones de espanto o fascinación en quienes lo ven en su natal Cartago, en el Valle del Cauca. "Les da miedo, pánico y, a veces, ha habido gente que grita, se pone a chillar a penas lo ve a uno. Yo me les río," señaló.
Sin embargo, su imagen también le ha dado fama, es una especie de rockstar local que firma autógrafos y se toma fotos con los admiradores de su apariencia.
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El dolor por la ausencia de su madre fue canalizado a través de las agujas de los tatuajes y las suspensiones corporales. A pesar de su apariencia intimidante, Kalaca Skull confiesa tener un lado vulnerable. "Yo lo admito, tengo apariencia de ser un maniático, psicópata, pero no, tengo mis lados que son cursis, mi corazoncito débil," aseguró.
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Kalaca Skull quiere llevar su transformación corporal al límite. "He tenido ganas de hacerme quitar el ombligo, las dos tetillas y por ahí se me están dando ideas locas de quitarme los deditos," reveló.
El joven tatuador se convirtió en un personaje que nos recuerda que al final, todos somos iguales.
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Vea aquí la historia completa de Los Informantes: