Huyendo de la violencia y pobreza en Medellín, a los 13 años Harold Fernández cruzó el Atlántico en un bote para reencontrarse con sus padres inmigrantes indocumentados y juntos cumplir el sueño americano.
Como ilegal, Fernández soportó discriminación y hasta tuvo que utilizar papeles falsos para ingresar a la universidad y así cumplir su sueño de infancia: ser médico. Ahora, pasó de ser un indocumentado a salvar la vida de miles de pacientes en reconocidos hospitales de Nueva York. Esta es la travesía de un dreamer, hecho a pulso que sueña con sanar hasta el corazón del presidente Donald Trump.
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