Tras las declaraciones del exfutbolista Fredy Guarín, de 38 años, en una entrevista con Los Informantes , donde reveló cómo ha sido su proceso para enfrentar su adicción al alcohol después de casi perder la vida, su testimonio ahora resuena más fuerte, mientras trabaja por su bienestar.
Desde el momento en el que aceptó que tenía un problema de adicción, buscó ayuda en su profesora Liliana Rodríguez, quien lo acompaña desde su clínica de rehabilitación.
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En un reciente video publicado en sus redes sociales, Fredy Guarín develó más detalles de los que ha sido su proceso de recuperación. “Viviendo un día a la vez”, escribió en la publicación.
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En medio de esa conversación, Guarín afirmó que hace 4 años no hablaba ni veía a su hija Danna. “Otra prueba más de lo que hace la recuperación. Mi hija me habló justamente cuando cumplí 6 meses de sobriedad. Me emocioné tanto que no sabía qué hacer”, afirmó.
"Me paré de la cama, lloraba, oraba, volvía y lloraba (...) las manos me temblaban (para contestarle)", confesó sobre ese momento en el que volvió a sentir cerca, gracias a la teconología, a su hija de 11 años.
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El exjugador aseguró que el alcohol no solo afectó su carrera deportiva, sino también sus relaciones familiares. Cabe recordar que Fredy Guarín es padre de tres hijos; dos de su primer matrimonio con la reconocida modelo venezolana Andreina Fiallo y uno con la modelo paisa Sara Uribe.
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Además, confesó que el alcohol hizo daños irreversibles en su vida. “Hay cosas que no se recuperan: el tiempo con mis seres queridos, las oportunidades laborales, familiares, personales”, enfatizó, y añadió que “hay que cuidar ese tesoro que es la familia”.
Fredy Guarín estuvo a punto de perder la vida por el alcohol
Después de que se acabó su contrato en China con el club Shanghai Shenhua, donde asegura se “degeneró alcohólicamente”, llegó a Brasil en plena pandemia del COVID-19, en una soledad en la que su única compañía era el alcohol.
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Fredy Guarín, en medio de lágrimas, le confesó a Los Informantes que los excesos estaban arrebatando su vida, pese a que creía que mantenía el control. Aseguró que se podría tomar 70 cervezas en una noche. “En Brasil, ya estaba con cualquier chica sin protección, me abandoné por completo, borracho me iba a buscar peligro, buscar adrenalina, a ver armas, movimiento, yo no media riesgo de nada”.
Reconoció que por su problema con el alcohol le estaba “fallando” a las responsabilidades laborales como familiares y que, debido a eso, “perdí el objetivo de un hogar”. Su familia lo dejó, el fútbol lo fue abandonando y poco amigos se quedaron a su lado.
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"Me buscaba parche, el entorno, la champaña arriba y las mejores modelos. Yo tenía mi familia. Sabía que estaba haciendo mal, tanto en la responsabilidad laboral como en la familiar”, aseguró.
Los excesos llegaron a tal punto que cree que está vivo de milagro. “Yo vivía en el piso 17 y me desconecté de la vida, de todo, mi reacción fue mandarme [por el balcón]”, pero por fortuna “había una malla, salté y me devolvió, yo obviamente inconsciente de lo que estaba haciendo, yo no sé qué pasó”, relató.
De regreso en Colombia y alejado por completo de las canchas decidió patear sus adicciones. Actualmente, lleva un proceso de recuperación en el que se está desintoxicando de esa adicción que le costó reconocer, aceptar y trabajar.
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