En un país marcado por los conflictos, la familia Valderrama Casallas tomó una decisión poco convencional: recorrer Colombia de punta a punta con sus dos hijos, Gabriel y Matías, dejando atrás los métodos tradicionales de enseñanza. Con mochilas al hombro, esta familia ha viajado durante casi dos años, atravesando 22 departamentos en bus, chiva, canoa y hasta en burro. Lo que comenzó como unas vacaciones cortas, se convirtió en una travesía educativa que ha dejado huella en sus vidas.
"Todo esto de viajar ha sido muy bonito. Mi mamá dijo que viajemos para aprender, no estar pegados al cuaderno. En vez de dibujar un volcán o hacerlo en plastilina, lo subimos", explicó Gabriel, el menor de la familia, de 9 años.
El pequeño ha aprendido más de lo que podría imaginarse. La familia, oriunda de la vereda Mortiñal, en Fómeque, Cundinamarca, dejó atrás la vida en su finca para convertir cada rincón del país en su salón de clases.
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El país como escuela
La idea de este viaje venía rondando la cabeza de los padres, pero Yaqueline, la madre de los niños, decidió que era el momento perfecto para aprovechar la infancia de sus hijos, pues el mayor de los niños entraba a quinto de primaria.
"Nos queda un año de esa niñez que uno no quiere que se vaya nunca. Siempre habíamos hablado de viajar por Colombia, pero pues no coger la casa al hombro de irnos, sino bueno, viajemos un poquito", recordó.
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Matías, el mayor de los hermanos con 11 años, ha encontrado en esta experiencia una pasión por las aves. Con sus binoculares en mano, recorre los paisajes observando pájaros. "Primero pensé que eran unas vacaciones, pero luego me di cuenta de que era un viaje largo", comentó Matías, quien sueña con publicar un libro sobre lo que ha vivido.
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Aprendizajes que van más allá
Para los Valderrama Casallas, esta aventura ha sido mucho más que un paseo. Con el paso del tiempo, aprendieron a viajar ligero, llevando solo lo esencial, pero los aprendizajes no solo son logísticos; en el camino, han conocido a biólogos, campesinos y viajeros que se han convertido en sus mejores maestros.
Óscar, el padre, ha asumido el rol de profesor de sus hijos. Como licenciado en Educación Física y amante de las aves, combina sus conocimientos con la práctica diaria de vivir el país de una forma que pocos pueden experimentar.
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Este viaje, lejos de las aulas tradicionales, se ha convertido en una lección de vida para los Valderrama, quienes han demostrado que la experiencia es uno de los mejores maestros.
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