El extinto hospital San Salvador, en Chiquinquirá, Boyacá, fue el epicentro de dos de dos sucesos increíbles, pero dolorosos: el envenenamiento colectivo que acabó con la vida de casi 100 niños que consumieron pan contaminado con un herbicida una mañana de noviembre de 1967. Dos décadas más tarde, este mismo hospital fue el escenario de otro hecho sorprendente: el intercambio involuntario de bebés que marcó la vida de dos familias para siempre.
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Envenenamiento de casi 100 niños en Chiquinquirá
En noviembre de 1967 ocurrió un triste episodio que pocos recuerdan: la peor tragedia por intoxicación en Colombia. Se estima que 500 personas resultaron envenenadas al consumir pan en Chiquinquirá, Boyacá. Cerca de 86 niños y varios adultos, fallecieron. Los Informantes rememoró esta historia en el 2021.
Esa mañana todo era caos en el municipio y nadie entendía qué estaba pasando. Decenas de niños caían al suelo y manifestaban tener un dolor insoportable, mientras sus padres, sin entender lo que pasaba, corrían con ellos al hospital San Salvador.
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Al principio se creía que el agua estaba contaminada, pero las autoridades investigaron y descubrieron que todos los envenenados habían comprado pan en la panadería Nutibara.
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Asimismo, se determinó que en la panadería prepararon el pan que todos consumieron con bulto de harina que, sin saberlo, estaba impregnado de Folidol, un herbicida potente usado para evitar que las plagas acaben con los cultivos de papa.
El bulto se contaminó cuando fue transportado en un camión desde Bogotá a Chiquinquirá, junto al poderoso herbicida con el que solo basta una tapita diluida en agua para fumigar extensiones completas.
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Doloroso intercambio de bebés al nacer
En un país acostumbrado a los sucesos increíbles, otro hecho asombroso ocurrió en el mismo hospital San Salvador, de Chiquinquirá, pero 24 años después: un error cambió para siempre la vida de dos familias.
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En 1991, Sonia Cortés dio a luz a su hija en dicha clínica, fruto de la relación que sostenía con el taxista José Ignacio Hernández, pero con el pasar de los años no solo se deterioró la relación entre ambos, sino que él tenía dudas sobre su paternidad, ya que no notaba un parecido físico con su hija. En 2015, Séptimo Día conoció esta historia.
Tras una demanda por inasistencia alimentaria que Sonia radicó, un juez ordenó que los tres se realizaran una prueba de ADN. Los resultados arrojaron que ni Sonia ni José Ignacio eran los padres de Yuli Nathaly.
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La única explicación que encontró era que en el hospital donde dio a luz intercambió a la bebé al nacer, pero el centro médico había sido liquidado, lo que complicaba todo.
Sonia Cortés encontró que otras madres también tuvieron a sus bebés ese día en el mismo centro médico. Con técnicas poco convencionales, por fin localizó a su hija biológica.
La justicia declaró que en el hospital San Salvador se cometió un error y se acordó una reparación para las víctimas, que la Gobernación de Boyacá debió asumir.
En el 2003, esta institución cerró sus puertas y fue liquidado. Era uno de los hospitales más importantes del departamento.
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