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Cabezote Los Informantes

El sueño hippie que terminó por el conflicto: historia de comunidad Atlantis en Colombia

Jenny James, una británica que abandonó la vida urbana por la sencillez, fundó en Colombia una comunidad hippie conocida como Atlantis. Sin embargo, el sueño terminó tras el asesinato de su nieto.

La historia de Atlantis de un sueño hippie en Colombia a la tragedia familiar .jpg
La historia de Atlantis: del sueño hippie en Colombia a una tragedia familiar
Foto: Los Informantes

A los 40 años, Jenny James dejó Inglaterra junto a un grupo de amigos en busca de una vida sencilla en la selva colombiana. Sin embargo, su sueño terminó en tragedia cuando uno de sus miembros murió a manos de la extinta guerrilla de las FARC y la comunidad hippie de Atlantis se disolvió. Los Informantes conoció la historia en el 2021.

En 1970, Jenny James fundó Atlantis, un refugio para todos aquellos que como ella anhelaban escapar de la vida urbana. "Para mí es una vida en la que uno no está libre porque si se va la electricidad ¿qué?", recordó.

La comunidad comenzó en Irlanda, pero por puro accidente terminaron en Colombia en 1988.

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Así nació Atlantis en Colombia

Unos meses después, la comunidad ya tenía nombre, se llamó Atlantis y varias familias británicas se establecieron allí. Cultivaban la tierra, hacían quesos de cabra y vivían bajo una especie de mandamientos laicos que Jenny postuló. Conocieron Tolima por invitación de una familia colombiana y se instalaron en Icononzo.

Los principios básicos de Atlántis eran: “Simplemente vivir como se vivía hace siglos, pero con más inteligencia”, señaló Jenny.

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“Los niños trabajamos en las diferentes labores de la finca y en la tarde éramos libres para ir a montar a caballo, a explorar las quebradas, fuimos educados en casa, pero de una manera muy libre”, recordó Katie, hija de Jenny.

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El grupo empezó a generar ruido: medios locales e internacionales registraron Atlantis y su particular forma de vida, aunque estaban en una zona de conflicto nunca se sintieron en peligro.

“Mi mamá escogió la vida que ella hubiese querido tener, nosotras nos la pasamos descalzas, corriendo por el monte, trepando árboles, montando a caballo, explorando las quebradas”, señaló Katie.

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Todo cambió en 1999, cuando el Gobierno implementó la zona de despeje para dialogar con la guerrilla de las FARC. Después de 11 años tuvieron que irse.

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Entonces ocurrió la tragedia. Mientras la comunidad se instaló temporalmente en Tabio, Cundinamarca, Tristan James, nieto de Jenny, de 18 años, quiso despedirse de sus amigos en Tolima antes de irse a estudiar y radicarse definitivamente en Irlanda.

Al llegar, fue acusado junto al amigo que lo acompañaba de llevar paramilitares a la región y lo asesinaron. Los miembros de la comunidad salieron aterrados de Colombia, Atlantis se disolvió, pero Katie, sus hermanas y su mamá decidieron quedarse en el país.

Katie James se refugió en el arte, validó bachillerato, estudió jazz y música latinoamericana en la universidad y empezó a componer. Exorcizó su dolor y expresó el amor por un país que le ha sacado lágrimas y sonrisas en forma de bambucos, pasillos y guabinas.

Vea la historia completa de Los Informantes acá:

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