Se llama Ernesto Pérez y no es ni científico ni maestro ni académico, se podría decir mejor que es una activista que vive en carne propia la discriminación, el maltrato y el abandono que sufren los frailejones como él y los páramos que son fundamentales para los ecosistemas y el abastecimiento de agua, Pérez nació hace solo tres años, pero tiene 101 años, los frailejones pueden llegar a vivir más de 600. Los Informantes conoció la anatomía del personaje animado que conquistó al país.
Un fantasma recorre a Colombia, habita en la niebla y los niños lo adoran, es un monstruo con cuerpo de papas, siete ojos, cabellera verde y que reparte abracitos de agua: el frailejón Ernesto Pérez. A estas alturas no hay nada más colombiano que este matacho y su pegajosa canción. Todo un personaje que logró que el país mirara hacia acá hacia los páramos, tal vez la riqueza mayor y la que más se nos extingue.
“Aquí dentro de nuestro páramo tenemos más o menos 7 especies que son el frailejón blanco, frailejón amarillo, frailejón dorado, el guacharaco y uno que creo que le dicen congestiflora, es más pequeñito, que no sea da en todo el páramo, sino en algunos sectores específicos y otros dos que ya hay como cruzados que se pueden ver durante el recorrido”. Estamos en el páramo de Ocetá, en Boyacá, que por su diversidad tiene la fama de ser el páramo más bello del mundo.
Juan Pongutá es uno de los guardianes de esta despensa de la vida: “digamos que a hoy podemos decir que el frailejón es importante en el páramo por el tema del agua y de alguna manera yo puedo decir, en todo lo que he vivido, como guardapáramo, esto lo colocó Dios estratégicamente en este sitio porque es esencial para la vida humana, se dejaron aquí porque cumplen su función, su función es ayudar a regular el agua, el sistema hídrico de nuestro de nuestros ríos”.
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Se suele entender que las plantas y demás seres vivos necesitan agua para vivir, en el caso de los frailejones es justamente, al contrario, tenemos agua para vivir gracias a ellos. “Si hay agua, hay vida, de ahí la importancia de nuestros frailejones”. Y por si fuera poco su valor estratégico está su belleza deslumbrante algo que fascina a los extranjeros que visitan los páramos de Colombia. “No se pueden ir sin una foto con el frailejón, a ellos les encanta mucho ese paisaje y se asombran de estar a tanta altura y que no haya nieve”.