Un resguardo indígena en Pueblo Rico, Risaralda, está viviendo una trágica realidad con sus niños y adolescentes. Un problema de salud mental del que nadie habla y que está acabando con la vida de los jóvenes.
Son desgarradores los testimonios de varias familias que relatan cómo perdieron a sus seres queridos. Asimismo, la comunidad y los profesores hacen un llamado de auxilio por la cantidad de muertes de niños que, según ellos, no encuentran una razón para vivir.
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En el resguardo viven alrededor de 3.500 personas en 14 comunidades diferentes. Ellos no cuentan con agua potable ni médicos, ni carreteras. Las condiciones y la pobreza en la que conviven son devastadoras. “Los jóvenes se ponen en 'esto es lo de mi cultura, pero esto es lo que me ofrece el mundo de afuera', por el Facebook, por las redes, entonces esos muchachos se ponen pa’ acá o pa’ allá. Hay un choque en tema cultural”, aseguró Ángela María Maya, rectora del colegio del resguardo indígena.
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Una de las familias que han sido víctimas de esta problemática es la de Agustín Cheche y María Lina Esteves, quienes siguen llorando la partida de su hijo mayor, Alex. El adolescente se quitó la vida a los 15 años.
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“Él se subió en la torre y se cayó, o sea, no pensó como vivir del mundo, no sé, eso lo hizo de borracho y Leider, el otro hijo mío, también paso así. Rosely también intentó, ella en la casa se ahorcaba con el lazo, pero gracias a Dios no pasó nada”, mencionó Agustín Cheche, padre de los menores.
“Al hermano mío le hicieron una maldad, una brujería, como hacen ahora. Me quedé muy triste, porque quedé sólo, sin con quien trabajar, mi padre está sufriendo. Nosotros habíamos hecho con mi hermano un proyecto que íbamos a generar. Lastimosamente, mi hermano se fue y nos dejó sin nada y en este momento lo extraño a él”, reveló Leider, hijo de Agustín y María Lina.
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"Una maldición"
Tras la partida de su hermano, Leider, de 19 años, en un día lleno de tristeza y borracho se subió a la torre de energía y también quiso morir. Se salvó de milagro, estuvo 4 meses en cuidados intensivos. Su cuerpo quedó totalmente lleno de cicatrices que van a durar por siempre.
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Según ellos, la culpa es de un pájaro que se les cruzó en los sueños y que es una maldición que los persigue. La hija menor, Rosely, tiene el sueño de ser abogada y está ad portas de terminar sus estudios. Sin embargo, también intentó quitarse la vida.
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Cuentan que Rosely tenía 13 años cuando se enamoró de un hombre casado y luego atentó contra su vida. De milagro, su abuela la encontró y le salvó la vida. La familia Cheche y este pueblo indígena no quieren ser una estadística más. Leider y Rosely sobrevivieron, pero muchos otros no lo logran.
En Colombia, según el Ministerio Público, ocurren más de 30 mil intentos de suicidio al año. Y sólo en 2023, según Medicina Legal, se quitaron la vida 3.145 personas por problemas como el acoso escolar, reclutamiento forzado, depresión, abuso sexual, el maltrato u otras penas.
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