Nada más conmovedor que el coraje de una madre que lo arriesgó todo por encontrar a su hija. Nathalie Amaya se metió disfrazada a uno de los mayores centros de venta y consumo de droga de Bogotá. Camuflada recorrió las calles de la olla del San Bernardo detrás de alguna pista de Lynda Michelle que salió un día de su casa y nunca más volvió. Madre no hay sino una.
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Nathalie desesperada y pasando por lo peor, emprendió una búsqueda como de película digna de un detective privado, se metió a los rincones más peligrosos de Bogotá infiltrada, disfrazada entre habitantes de calle y delincuentes. Así fue recopilando información y pistas hasta que dio con los responsables de la desaparición de su hija de solo 15 años. El relato de un valor y la fuerza conmovedora del amor.