Debatir, tirarse pullas e improvisar rapeando, sin perder el ritmo, la cabeza ni los estribos. ese es el arte de las batallas de freestyle, un fenómeno que se ha vuelto tan popular como el boxeo. En un país donde 1 de cada 3 jóvenes no estudian ni trabajan, dos jóvenes colombianos se resistieron a quedarse callados y, rapeando, llegaron a la cima del hip hop. Así son los duelos de rap y el poder de dos gallos de pelea que no quisieron ser gallinas de corral.
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En plena contienda política, cuando los ánimos andan bien crispados, hay unos jóvenes capaces de debatir y tirarse pullas, pero luego darse la mano. Duelos de ingenio como los de los trovadores, pero rapeando a ritmo de una pista de hip hop. Una competencia callejera que se ha convertido en un fenómeno mundial. Los Informantes siguió el ritmo de los colombianos que más lejos han llegado. Dos gallos de pelea que valen su peso en oro.