Casi siempre son los hijos los que heredan de sus padres las habilidades y los talentos, pero hay casos, menos comunes, en que son los hijos los que llevan a sus padres a descubrir capacidades insospechadas. Como Carmenza Cossio, que pasó de ser la mamá de Mónica Lopera a ser la abuela de Yeimi en La reina del flow o doña Leda en Arelys Henao: canto para no llorar o en los más de 30 personajes a los que llegó por azar. Sufrimiento, esfuerzo, tesón, alegría y mucho carisma: el testimonio poderoso de una mujer que supo ser más grande que su propia realidad.
Se necesita coraje para pararse frente a un auditorio a contar la vida sin pliegues, descubrir los secretos familiares, las vergüenzas, los dolores, la pobreza, la ignorancia y las ganas de cambiarlo todo. Carmenza Cossio decidió enfrentar su pasado y lo que hace en un monólogo que no dura ni dos horas, es conmover hasta las lágrimas y contagia de entusiasmo y de esperanza a los que tienen la suerte de escucharla. Ella ya no es solo la mamá de Mónica Lopera, es una señora actriz que supo cumplir la promesa de no repetir con su hija la violencia con la que creció y por el contrario con alegría y esfuerzo cambió la vida de las dos.