En las cárceles de Colombia son miles de historias las de los reclusos que han llegado allí para purgar una pena por distintos delitos. Algunos de ellos se refugian en la escritura para hacer una especie de catarsis que los ayuda a alejarse por momentos de la realidad, pero también a reflexionar sobre por qué están privados de la libertad. Los Informantes conoció varios de estos relatos.
Entre esos está el de Paola Pinto, una joven que a los 21 años y con el bachillerato a medio hacer terminó en la cárcel de Leticia por tentativa de homicidio tras agredir a una menor de 13 años.
(Lea también: Testimonio de mujer que estuvo 20 años sumida en la adicción: “Pase lo que pase, no me meto un pase” )
“La pelaita salió de la iglesia y ya de una le cogí y le di (puñaladas) como cuatro veces aquí (en el pecho) y yo solo quedé mirando asustada”, relata sobre el momento en el que, sin pensarlo, atacó a una menor que supuestamente salía con el joven con el que ella pretendía tener una relación.
Publicidad
Luego, con las manos ensangrentadas y sin entender del todo lo que había hecho, Paola trató de huir escondiéndose en un monte escarpado: “pasaron por mi ladito los guardias y no me habían visto, yo estaba bien agachada, pero me quería parar y correr para otra parte (...) y cuando me paré, me alumbraron y dijeron ‘ahí está, ahí está’”.
![Paola Pinto y su crudo relato desde la cárcel Paola Pinto y su crudo relato desde la cárcel](https://caracoltv.brightspotcdn.com/dims4/default/0c3082b/2147483647/strip/true/crop/1280x720+0+0/resize/800x450!/quality/75/?url=http%3A%2F%2Fcaracol-brightspot.s3.us-west-2.amazonaws.com%2Fb5%2Fbe%2Fbac09cc04c83ad425d27db084788%2Freclusa.jpg)
Tras ser retenida se enteró de la barbaridad que había cometido, “me decían ‘tú te vas a podrir en la cárcel, porque esa niña apenas tenía 13 años'”. Fueron esas mismas personas las que llamaron a la Policía para decirles “que aquí había una asesina”.
Publicidad
Duró toda la noche amarrada, hasta que la Policía llegó a su comunidad al día siguiente, la detuvieron y la trasladaron a Leticia. Apenas hace unos meses le impusieron una pena de 20 años tras las rejas.
“Mi familia no quiere saber de mí, dicen que es una vergüenza para ellos, que yo la avergüenzo por estar aquí y pues estoy sola, todos estos meses he estado sola”, reveló la joven ante las cámaras de Los Informantes.
Para ella, narrar su desventura es una especie de terapia para distraerse, pero también para reconocer y asimilar el delito cometido. Escribe sobre su niñez, el intento de homicidio, su captura y hasta reflexiona sobre su familia.
“No valoré a mi familia cuando los tenía al lado y yo también tengo la culpa por la cual estoy aquí, porque ellos me aconsejaban, me decían las cosas y me entraba por aquí y me salía por acá, no les obedecía, no me importaba y ahora que estoy aquí sí los necesito”, dice, al tiempo que reconoce que “si me hubiera ido para mí casa”, no estaría tras las rejas, “en vez de estar en una cárcel debería estar estudiando”.
Publicidad
Taller Libertad bajo palabra
Paola está por llenar todo un cuaderno con su propia historia y ha ayudado a sus compañeras de celda para que también lo hagan, mientras espera que su madre la perdone y vaya algún día a visitarla.
Ella es una de las reclusas que hace parte del programa Libertad bajo palabra, el cual ofrece a los internos de cárceles de Colombia una vía de escape emocional a través de la escritura.
Publicidad
“Las otras no querían hacer nada, no querían escribir, decían que era pesado y el profesor me decía ‘ayúdale a ella a escribir así’, pues yo le ayudaba a ella a hacer sus historias”, comentó Paola en Los Informantes.
Con el taller Libertad bajo palabra, del Inpec y el Ministerio de Cultura, los internos de las cárceles de Colombia escriben poemas, cuentos, canciones e historias, muchas de las cuales se recopilan en un libro anual titulado Fugas de tinta, que se distribuye en las bibliotecas públicas del país y en las de centros penitenciarios.
"A veces los presupuestos son más flacos, a veces son más gordos, pero siempre, todos los años, sin ninguna duda se ha logrado sacar adelante el programa. Ya vamos para el número 17 de Fugas de tinta, ya estamos editando el último libro que se produjo en estos últimos siete establecimientos carcelarios y seguramente en febrero, marzo, estará editado el libro", puntualiza Cristian Valencia, escritor y coordinador de Libertad bajo palabra, quien conoce de primera mano el valor que puede tener una historia redactada en la cárcel.