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Cabezote Los Informantes

Crisis silenciosa en Risaralda: niños y jóvenes indígenas se están quitando la vida

En el resguardo indígena de Pueblo Rico, Risaralda, la desesperanza y los problemas de salud mental están afectando a niños y jóvenes. Profesores piden acciones urgentes ante esta preocupante realidad.

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En Pueblo Rico, Risaralda, hay un grito de auxilio por lo que está sucediendo con los niños y jóvenes del resguardo indígena. Un equipo deLos Informantesviajó al territorio para realizar una crónica que revela una realidad de la que nadie habla: los problemas de salud mental.

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Los desgarradores testimonios de familiares y profesores afectados por la cantidad de muertes de niños que, según ellos, no encuentran una razón para vivir. Tienen problemas que van acabando con las ilusiones de estos menores como la pobreza, el abandono, la falta de oportunidades y la desesperanza.

Esta problemática es una amenaza que anda desatada en la comunidad y que le ha costado la vida, hasta el día de hoy, a 31 niños y adolescentes indígenas. “Desde ese primer momento empecé a decir auxílienos se nos están suicidando nuestros estudiantes, pero fue uno, pasó desapercibido. A los meses, otro se quitó la vida y empezó la cifra a dispararse, año tras año. El año pasado en diciembre, 3 estudiantes acabaron con su vida, sólo en diciembre, pero intentaron hacerlo 6 estudiantes”, mencionó Ángela María Maya, rectora del colegio del resguardo indígena.

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Una realidad que parece alejada de toda una sociedad. En el resguardo viven 3.500 personas en 14 comunidades, no hay agua potable, ni médicos, ni carreteras, ni puentes, no hay un solo rincón donde no se pueda ver la pobreza.

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La rectora tiene 38 años, fue misionera de la Madre Laura más de una década, hasta que encontró esa comunidad que necesitaba mucho más que plegarias. “Estando de misionera, llegue hasta Santa Teresa, la comunidad de aquí enseguida, estando ahí dos indígenas me piden el favor que los ayude a crear un colegio porque tenían que desplazarse hasta un colegio afro, donde no había carretera ni trocha, había mucha dificultad para ellos poder ir a estudiar. Y ellos querían montar un colegio en su propia comunidad y que también les ayudara a salvaguardar la cultura”, señaló la directora.

El colegio queda en la cima de una vereda, donde se levantan 10 salones de madera, un comedor, una huerta y algunas casas. Hay niños y niñas que tienen la posibilidad de estudiar, aunque la mitad de los estudiantes estén enfermos por dengue y malaria, sin embargo, eso no les quitan las ganas de aprender.

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La familia Cheche ha sido víctima de esta tragedia, su hijo mayor, Alex, se quitó la vida, y como si fuera poco, sus otros hijos querían hacer exactamente lo mismo, pero lograron evitarlo. Agustín Cheche y María Lina Esteves sigue llorando la partida de su hijo, un dolor que no tiene cura y que esperan que sus otros hijos saquen de su cabeza cualquier problema mental que los haga pensar en atentar contra su vida.

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“Nosotros vivimos con sus carencias, esas carencias las traen acá a la institución educativa y hablamos de sus relaciones de pareja porque ellos conforman pareja a temprana edad, entonces viven vidas de adultos aun siendo pequeños”, relató William Machado, profesor y psicólogo del resguardo.

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En Colombia, según el Ministerio Público, ocurren más de 30 mil intentos de suicidio al año. Y sólo en 2023, según Medicina Legal, se quitaron la vida 3.145 personas, por problemas como el acoso escolar, reclutamiento forzado, depresión, abuso sexual, el maltrato o las penas amorosas.

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“Nos estamos acostumbrando a contar muertos”, afirmó, Ángela María. Muchos logran sobrevivir a esta problemática, pero son varios los que atentan contra su vida al no encontrar otra salida. “Quitarse la vida es una enfermedad que como cualquier otra debe ser tratada con urgencia”, concluyó la directora, que espera que está tragedia por la que están pasando sea erradicada para que los niños y adolescentes encuentren la maravilla de vivir.

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