Mató, huyó y se entregó, así se podría resumir la vida de este militar que terminó en una cárcel por falsos positivos.
El teniente Muñoz asemeja el salto en paracaídas con el perdón:
“Te acercas ahí y tú instructor te está llevando y sientes ese miedo, ese pánico y empiezas a pensar en un montón de cosas y estás viendo por allá la tierra lejos… y en el momento en el que saltas, en ese segundo, ya todo es relax, ya todo fluye, ‘estoy volando, todo esto es mío’ y es pura paz, es igual que el momento en el que pides perdón… Y le dices a alguien "Lo siento mucho, yo hice daño y estoy haciendo esto y sé que no va a ser suficiente", expresa con arrepentimiento Juan Esteban.
Hoy lo reconoce sin rodeos: mató enceguecido por el odio, dentro y fuera de combate. Y se muestra absolutamente arrepentido de cada vida que apagó con el gatillo. Entendió que empuñar las armas y matar no era el camino.
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“Sí, soy un militar que está privado de la libertad por actos inherentes al conflicto armado, soy un actor del conflicto armado, estoy condenado a 45 años, ocho meses”, asegura.
Esta es la historia de redención de un hombre, digna de una película de acción, que huyó a Europa para evadir su pena de 45 años de cárcel y hasta cambió de identidad, pero que gracias al amor entendió que no podía seguir huyendo para siempre y regresó para afrontar lo que hizo y reparar a las víctimas.
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De héroe de guerra a fugitivo y de fugitivo a pacifista. Él es un verdadero positivo por la paz.
El cáncer de cuello uterino, una enfermedad cruel y dolorosa que se puede evitar Superó un accidente en paracaídas y una adicción a los analgésicos, sobreviviendo al dolor