“Mi sueño de ir a África surgió de Tarzán de los monos, a los 10 años. Ahorré el dinero suficiente para comprar el libro de segunda mano”. “Cuando tenía un año y medio, mi papá me dio un mono de peluche. Yo lo adoraba y me lo llevaba a todos lados”, recuerda Goodall.
¿Cómo recuerda su primer encuentro con un chimpancé?
“Muy deprimente. Escapando. A los dos meses, el primer chimpancé que vi salió huyendo. Nunca había visto un primate blanco como yo. Pero empecé a usar ropa del mismo color, intenté no acercarme mucho, verlos con los binoculares desde una montaña u otra y se fueron acostumbrando a mí”.
“Hemos comprometido el futuro de los niños. Si miras lo que le hemos hecho al planeta desde que yo era una niña es chocante, impresionante”, sentencia la antropóloga.
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