La mala suerte de tener un homónimo se ha convertido en la desgracia de René Martínez Gutiérrez, un colombiano que está agotado de tener que aclararle a las autoridades que no es el mismo René Martínez Gutiérrez que están buscando. Al principio parecía ser un error fácil de corregir, pero con el tiempo se ha convertido en un verdadero drama. Los Informantes estuvo con él días después de que fue capturado en el 2023.
“Mi papá muere casi ocho días después de que yo llego y de que soy capturado, el Gobierno del Perú se encargó de robarme esa oportunidad, de no ser humanitarios tampoco una persona inocente”, señaló con indignación Gutiérrez.
Desde hace más de 13 años René Martínez está viviendo una pesadilla por cuenta de la justicia peruana y de Interpol que buscan a un supuesto narcotraficante que tiene su mismo nombre y apellido: ha sido capturado y encarcelado tres veces.
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La última vez que fue confundido fue el 13 de enero de 2023 cuando viajó desde Estados Unidos, donde vive con su esposa y sus dos hijos, hacia Colombia a despedirse de su papá que estaba hospitalizado y desahuciado por los médicos. Vive en ese país hace 8 años porque aquí le robaron la tranquilidad.
Colombiano descubrió que tiene un homónimo narco
Su drama comenzó cuando fue a sacar un pasado judicial. “Yo voy al antiguo DAS a solicitar mis antecedentes penales y disciplinarios y es allí donde me capturan por primera vez”, aseguró este hombre, que afirma ser un hombre trabajador que no le debe nada a nadie, mucho menos a la justicia.
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Lo que parecía un simple error se convirtió en una realidad aterradora que le ha hecho la vida pedazos. “Estoy buscado a nivel internacional en 158 países por una circular Roja de Interpol Perú y ahí es donde yo empiezo con todo este sufrimiento”, afirmó en 2023 René Martínez Gutiérrez.
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Pensó que la angustia iba a ser corta por tratarse de un error, pero se ha extendido por más de una década. La situación se complicó cuando a su negocio de venta de motos llegaron a capturarlo.
Se lo llevaron como si se tratara del peor delincuente. “Me sacan esposado adelante de clientes, delante de compañeros de trabajo, con un escuadrón completo de búsqueda, de allí soy trasladado esposado de manos y pies para la cárcel de Cómbita, al pabellón de extraditables”, recordó.
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Allí en la cárcel compartió espacio con varios delincuentes reconocidos del país. "Yo nunca había sido capturado, nunca había pisado un calabozo y mucho menos había pisado una cárcel de máxima seguridad”, añadió.
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Cuando llevaba un mes capturado, las autoridades descubrieron un plan de fuga de varios extraditables y decidieron trasladar a todo hacia La Picota, incluso a René, quien vivió en carne propia un operativo como de película de Cómbita a Bogotá.
“Expuesto con tanques cascabel, tres helicópteros custodiando los buses, esposado de manos y pies y amarrado a la silla del compañero, unos 500 efectivos custodiando los buses”, relató sobre la dura experiencia. Por fortuna, al llegar le tenían una buena noticia: la orden de libertad por parte del Gobierno de Perú.
Para ese momento él no sabía por qué estaba capturado. Días después de recobrar la libertad entendió las razones por las que había sido encarcelado. Tras averiguar con abogados se dio cuenta de que el Estado peruano tiene contra él una acusación temeraria.
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“El delito que me acusa Perú es el de tráfico de drogas. Capturan a una persona con un cargamento de 23 kilos de cocaína en la mitad de la selva peruana”, afirmó el hombre que señala no conocer Perú y quien para la fecha de los hechos no había salido del país.
Tras lo vivido, la zozobra se apoderó de su vida. “La segunda captura me lleva a tener un miedo constante, a tener síntomas de depresión, de que tu vida no vale nada. Yo veía la Policía haciendo operativos y yo empezaba a orar”.
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A pesar de la paranoia, intentó recuperar su vida empresarial, pero los señalamientos de ser un narcotraficante acabaron con sus sueños en Colombia y tomó la decisión de emigrar porque su negocio se acabó.
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Recobró la tranquilidad hasta que siete años después su padre se enfermó en diciembre de 2022 y tuvo que regresar a Colombia para despedirse de él, en enero de 2023. Además del doloroso momento que pasaba, tuvo que vivir una nueva captura.
René Martínez Gutiérrez estuvo tres meses en La Picota, en el pabellón de los extraditables. Salió libre por vencimiento de términos. No se alcanzó a despedir de su padre. Volvió a Estados Unidos, pero con la incertidumbre de no saber si podrá regresar a Colombia porque no tiene claro si las autoridades corregirán el error.
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