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Andrea González Duarte, nacida en Colombia y adoptada por una familia holandesa, encontró en el boxeo una poderosa herramienta para combatir el abuso infantil y la violencia intrafamiliar, las mismas injusticias que forzaron a su mamá biológica a darla en adopción.
Durante la pandemia, Andrea escuchó un caso de abuso que la marcó profundamente mientras repartía ayudas en Medellín, la ciudad a la que llegó a probar suerte y a tratar de reconectarse con su sangre colombiana.
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“Estaba pensando: ‘¿En qué mundo vivimos?’ Somos capaces de ir a la luna, pero como humanidad no somos capaces de protegernos. Sentí que el universo me estaba hablando, a veces, una decisión y un día pueden cambiar tu vida”, aseguró Andrea, quien creó la fundación ‘Mi barrio, mi sueño’ con el objetivo de enseñar boxeo a niñas y adolescentes, fortaleciendo su autoestima y enseñándoles a identificar y prevenir el abuso.
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La difícil decisión de la adopción
Andrea González nació en la ciudad de Bogotá. Estuvo con su madre biológica solo los primeros cinco minutos después de su nacimiento, ya que desde que quedó embarazada, su madre supo que la daría en adopción, pues no tenía buena solvencia económica y vivía con un hombre que la maltrataba.
Andrea fue adoptada por una familia holandesa, con la que creció y pasó su infancia. Aunque aseguró que creció rodeada de amor, siempre se sintió muy diferente a los demás. Su familia adoptiva nunca le ocultó su historia y respetaron sus nombres y apellidos colombianos.
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En su adolescencia, estudió deporte y trabajo social hasta que tomó la decisión de volver a su país para buscar a su madre biológica.
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Un esperado reencuentro
Andrea buscó la fundación que había gestionado su adopción, encontró el nombre y el teléfono de su madre, y concertó una cita con ella, a pesar de no hablar el idioma.
Ese día, el más esperado de su vida, conoció a su madre y a sus hermanos. Fue un momento que la conmovió profundamente. “Fui muy feliz y estaba agradecida por reconectar con mi familia, pero al mismo tiempo recuerdas lo que perdiste, el amor de mamá”, dijo en Los Informantes.
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Actualmente, su relación con su madre biológica es muy cercana. Confiesa que no siente rencor ni rabia por la decisión de su madre de darla en adopción, solo siente compasión y cariño.
Después de conocer sus raíces, Andrea decidió volver a Colombia, esta vez para hacer un cambio en el país. Vive con su pareja, con quien está esperando un bebé.
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Un nocaout a la violencia física y emocional
Andrea González se ha dedicado a proteger a las mujeres del barrio La Honda del abuso sexual, físico y emocional a través de su fundación, que enseña a las jóvenes a boxear.
“Les ayuda a tener más confianza en sí mismas, a estructurar su vida, a ganar fuerza tanto en su cuerpo como en su mente, y a tener más motivación para seguir adelante”, mencionó.
Al principio, enfrentó críticas por enseñar este deporte a las niñas, debido al desafío de los estigmas que consideran el boxeo como un deporte solo para hombres.
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Cifras de abuso infantil en Colombia
Las estadísticas de abuso infantil en Colombia son abrumadoras. Según datos del Instituto Nacional de Medicina Legal, más de 19 mil casos de abuso a menores de edad fueron registrados en el país el último año, y los principales agresores están dentro del hogar. Por eso, trabajos de prevención como los que realizan Andrea y su equipo resultan muy importantes y necesarios.
La fundación ‘Mi barrio, mi sueño’ ayuda a cientos de familias vulnerables, no solo con clases de boxeo, sino también organizando talleres de salud sexual y mental. Además, enseñan a madres cabeza de hogar a hacer manillas que luego venden en ferias, reparten mercados entre las familias con más carencias económicas y dan charlas sobre el abuso.
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“Este espacio es un segundo hogar para los niños y para las mujeres, porque cuando tienen un trauma en sus casas, no es un espacio seguro. En el boxeo tenemos una posibilidad”, concluyó Andrea.