Después de la pandemia y de dos años complicadísimos para el turismo en Colombia, Cartagena sigue siendo el destino preferido y pasear en coche por las calles del centro es casi una obligación o un ritual. Sin embargo, los cocheros dejaron de ser una ensoñación para convertirse en un conflicto.
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Detrás de la imagen romántica de los coches al atardecer por las calles de Cartagena, hay un lío que tiene a los caballos como animales de batalla. Los defensores de los animales ven solo maltrato, pero los dueños de los coches por nada del mundo sueltan las riendas de un negocio muy rentable. Ha intervenido hasta la Procuraduría que dice que muchos de esos equinos están enfermos, con alteraciones en su frecuencia cardiaca y hay casos por montones en las redes sociales que causan indignación y furia.