Aunque la vida pública deja muy poco espacio para la vida privada; los dolores y las alegrías en la intimidad, Claudia Lópe z tuvo la fortaleza de afrontar una pérdida muy dolorosa en medio de una ciudad en caos. Se secó las lágrimas, se arremangó el pantalón y con el temperamento que la ha caracterizado siempre termina su Alcaldía permeada por la pandemia y afectada por otros virus resistentes como la inseguridad y la inmovilidad, pero se va satisfecha.
“Y eso fue durísimo porque eso fue en diciembre del 2020. Yo de hecho le dije Angélica ‘yo no me quiero lanzar a la Alcaldía porque no se puede tener todo mi vida, o tenemos este trabajo o tenemos una familia, pero las dos cosas van a ser difícil conciliarlas y Angélica me dijo ‘¡ay! Claudia por favor, todas las mujeres de Colombia trabajan y son mamás, pues este es un trabajo, será un trabajo muy difícil, pero pues igual vamos a trabajar y vamos a hacer nuestra familia’. Finalmente, me convenció y me metí en esto”.
A esta mujer nos acostumbramos a verla fuerte, enérgica, firme. Claudia Nayibe López Hernández fue la primera mujer elegida alcaldesa de Bogotá, la primera de la comunidad LGBTIQ+ , que sin dobleces ha vivido abiertamente su condición de mujer lesbiana, gerente y líder indiscutible en el segundo cargo más relevante de Colombia y es muy raro verla así: vulnerable y sensible hasta las lágrimas. “Y yo desde el día uno le dije al médico ‘yo tengo una enorme ilusión de ser mamá, pero yo lo único que estoy en la vida es bien casada, así que mi prioridad es Angélica, que Angélica esté bien, que ella no tenga ningún riesgo, si usted me asegura que podemos hacer esto y ella va a estar bien con mucho gusto, avanzamos, sino no’. Hicimos varios intentos, pero no es fácil, no es fácil y finalmente en diciembre del 2020 qué vamos embarazadas”.
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Claudia llevaba un año en la Alcaldía y con mucha prudencia ella y su esposa Angélica Lozano la concejal y la congresista que ya el país conoce muy bien, intentaban quedar en embarazo, pero no eran tiempos fáciles para nadie, con el COVID, el mundo se puso de cabeza. “Nos vamos a tomarnos cinco días de vacaciones y cuando ya esté un poquito más consolidado les contamos. Todo el mundo me hizo un escándalo que, porque me había dado de vacaciones, pues yo no había contado porque pues era una cosa íntima y todavía estaba empezando apenas. Fue tal el escándalo, suspendimos las vacaciones y al mes perdimos el bebé desafortunadamente y fue un golpe tan duro que yo no puedo lidiar con la pandemia, la Alcaldía y un duelo”.
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Y ese capítulo triste y tan íntimo las marcó a las dos y no solo por la pérdida, también porque los planes de ser mamás cada día se ven más lejanos: “En estos cargos o trabajo o vida, pero las dos cosas no fueron posibles. Lección de estos trabajos: aquí no hay vida”.
Un trabajo que va llegando a su final, le quedan un mes y cinco días como alcaldesa. Cuatro años agotadores y muy retadores que la pusieron a prueba.