Dicen que es el músico que mejor hace activismo por los derechos humanos y también que es el activista por los derechos humanos que mejor hacemos música. César López ha tocado en el mundo entero con su escopetatarra, ese aparato que pasó de disparar balas a disparar notas musicales. Los Informantes se le metió al estudio del que ha sido llamado el compositor de la esperanza, al César lo que es del César.
“Ahora nos volvimos solamente el entretenimiento cierto, lo que sirve para poner a bailar, para entretener, me gusta esa frase Rubén Blades que dice que él le interesa más hacer la música que mueva las cabezas y no tanto los pies”.
Mover la cabeza más que el esqueleto, pensar las letras para poner a pensar a quienes las oyen, César López es un músico diferente, un artista único que ha sabido hacer de sus canciones y de sus otros proyectos artísticos un manifiesto contra la violencia. “Ese oficio de tocar la música no tiene ningún sentido si no es para servir y eso sí es lo que a mí me diferencia hoy del resto de los colegas en la música”.
Se lo conoce como el inventor de la escopetarra, ese cruce entre escopeta y guitarra que terminó convertido en un instrumento, también puede recordarlo como el tipo que hacía percusión sobre los cuerpos o el que creó un batallón de músicos que llegaba de primero a los atentados y a los desastres naturales, pero César López es más que eso, es como le han dicho por ahí, el compositor de la esperanza.
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“Tratar de construir un país distinto donde la violencia no sea una opción, para mí se volvió en una causa de vida” López, sí el mal de la escopetarra, es profundo y reflexivo, la mirada se le pierde con facilidad, por momentos le cuesta hacer contacto visual con su entrevistador ,canta sobre la guerra y la paz, sobre muertos y desaparecidos, sobre los derechos humanos que cada vez le parecen menos derechos y menos humanos, en pleno siglo XXI hace lo que muchos han catalogado como música protesta actual.