Carmen García lidera una misión arriesgada para rescatar niños de la guerra en el Catatumbo. Ha logrado salvar a más de 200 menores, incluso en medio del fuego cruzado. Los Informantes estuvieron acompañándola en Cúcuta y Tibú donde hay ríos de desplazados por cuenta de combates de los violentos.
Una vida marcada por la guerra
Criada en un entorno de violencia, Carmen García poco a poco se convirtió en una mujer empoderada. Cuando era una campesina de 12 años en el Catatumbo, toda su familia tuvo que desalojar su vereda porque la guerrilla necesitaba el terreno para sembrar más coca.
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“A mí me ha tocado crecer a juro, yo ya me siento de 60 con 40, la guerra me llevó a ser la mujer empoderada que soy ahora, esa mujer que quiere que muchas mujeres se empoderen, porque yo no sabía de nada”, reveló en Los Informantes.
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En 1999 ocurrió una incursión paramilitar el Catatumbo. El 29 de mayo, el día que Carmen cumplió 15 años, los paras perpetraron la primera masacre y siguieron avanzando, exterminando, y el 21 de agosto le tocó el turno a La Gabarra. Carmen García y su prima se escondieron en un local y al siguiente día fueron testigos oculares de la barbarie: “fueron como 40 muertos”, por lo que para ella la guerra no es algo nuevo.
Así nació Madres del Catatumbo por la Paz
Su labor comenzó cuando una madre le pidió ayuda para salvar a su hijo del reclutamiento forzado. Desde entonces, ha desarrollado estrategias para rescatar niños en peligro.
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“En plena pelea del EPL y el ELN yo quedé como coordinadora dos de la mesa de víctimas de del municipio de Tibú. Yo voy allí y una mamá se me arrima y me dice ‘es que necesito que saque a mi hijo, se lleve a mi hijo, tiene 14 años, necesito que diga que usted su tía, ayúdeme que me lo van a matar’”, así recuerda Carmen García, también conocida como la mamá grande del Catatumbo, los inicios de su labor.
De ahí partió la idea de crear la organización Madres del Catatumbo por la Paz, que reúne a más de 800 mujeres que dialogan con grupos armados y sacan clandestinamente a niños en riesgo: “Nos levantamos las madres y le dijimos a los grupos al margen de la ley, al igual que al Gobierno, que no parimos hijos e hijas para la guerra, que éramos las mamás de los soldados y de los policías y que mientras nosotros conociéramos un caso, estuviéramos ahí, siempre íbamos a estar sobre guardando la vida”.
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Carmen García perdió la cuenta de cuántos hijos tiene, son cuatro biológicos, dos adoptados y centenares que la consideran su madre porque los arrancó de la guerra y los devolvió la vida. Sin embargo, sabe que en los últimos cinco años han rescatado 205 niños y han sacado de las filas guerrilleras a 40 más.
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Asegura, eso sí, que mantienen una postura neutral y humanitaria, evitando también entregar a los niños a las autoridades para protegerlos del uso como informantes.
La muerte la ha rozado varias veces
Carmen García ha sobrevivido a más de 10 atentados, incluyendo un ataque paramilitar donde casi pierde un brazo. Además, su esposo fue asesinado en un falso positivo militar por el que una decena de militares fueron condenados y ella tuvo que esconder a sus hijos para evitar represalias.
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“A mí me tocó cambiarles el nombre a mis hijos, hay uno que no tiene el apellido de su papá porque no hemos podido regresar, él era el que se llamaba igual que su papá”, reveló Carmen García.
Pese a tanto terror que ha vivido, la mamá grande del Catatumbo adora su tierra y es contundente al señalar a los responsables de su dolor.
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“Si usted me pregunta a mí si el Catatumbo es un infierno, yo le diría no, Catatumbo es un paraíso; que hay personas que lo están convirtiendo en un infierno, es otra cosa. Quienes hemos vivido el infierno somos los pobres que hemos estado allí, que nos ha tocado vivir por toda la violencia que hemos”, subrayó.
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La muerte de su hermano
Aunque Carmen García parece de acero, las heridas de la guerra le duelen y le han dejado dolorosas cicatrices. Hace apenas cuatro meses el ELN mató a su hermano y hablar de esa tragedia la derrumba.
“Cuando mataron a mi esposo, en ese momento lo único que tenía que pensar era qué hacer con mis hijos y qué iba a hacer yo en ese momento, porque mis hijos estaban pequeños, no me quedaba tiempo de llorar, porque igual mis hijos pedían comida y tenía que salir a trabajar y me tocó estar valiente, creo que no tuve ni duelo. Pero cuando mataron a mi hermano yo digo: ‘todo lo que yo hago por todas las personas y no puedo hacer nada por mi hermano, fue lo más duro que me ha pasado en la vida’”, reveló entre lágrimas Carmen, agregando que no le tiene miedo a la muerte sino a “dejar a sus hijos y a la gente sola”.
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En Catatumbo, la escalada del conflicto sigue cobrando vidas, con campesinos huyendo y familias perdiéndolo todo, mientras Carmen García y su organización, con coraje, siguen trabajando a pesar del peligro constante.
La Defensoría del Pueblo reporta que 112 personas han salido de grupos armados en los últimos días, 20 de ellos menores. Las Madres del Catatumbo por la Paz exigen el fin del reclutamiento infantil y la violencia.