En Los Informantes: Libertad bajo palabra, Un día a la vez y El guardián del manglar
En este capítulo de Los Informantes, conozca la historia de internos que escriben para escapar de su realidad, el resiliente testimonio de Carolina Uribe y la lucha de un joven por cuidar el manglar.
Como todos los domingos, en este capítulo de Los Informantes
, tres grandes historias: internos que se refugian en la escritura para escapar de su cruda realidad tras las rejas; la resiliente historia de Carolina Uribe, quien pasó más de 20 años sumergida en la adicción al alcohol y las drogas, y sobrevivió para contarlo; y el guardián del manglar, que se dedica a recuperar el entorno en el que vive para que el calentamiento global no dañe el ecosistema.
La cárcel de Riosucio, Caldas, es una de las prisiones en las que el Ministerio de Cultura y el INPEC realizan el taller Libertad Bajo Palabra, en el que los reclusos escriben para salir de su cruda realidad.
“Nosotros tenemos cuadernos, lapiceros y plasmamos todo lo que se nos venga en la mente“, afirmó Héctor Lengua, de 35 años, quien fue reclutado por la guerrilla cuando era un niño. Actualmente, está pagando una condena de 6 años.
Guiados por una tallerista, los internos leen textos provocadores, exploran diversas técnicas narrativas y escriben las historias que imaginan. “Escribir se convierte en una herramienta de exorcismo, por así decirlo, para liberar todo lo que llevan en el alma, el corazón, las heridas o los sufrimientos, y en el papel se transforma en magia”, reveló Luisa María Gutiérrez, encargada de dictar este taller.
Así es el taller Libertad Bajo Palabra, en el que los reclusos escriben para salir de su cruda realidad.
Carolina Uribe Lobo-Guerrero estuvo perdida y sometida al alcohol y las drogas durante 20 años. Su vida transcurrió en una espiral de destrucción que comenzó a los 13 años, edad en la que, según el Ministerio de Justicia, muchos jóvenes en Colombia inician el consumo de sustancias.
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A pesar de no carecer de nada material, en su adolescencia Carolina Uribe comenzó a llenar sus vacíos con lo primero que tenía a la mano. “Siempre sentía que me faltaba amar y ser amada, encajar, pertenecer. Eso era lo que quería en la vida”, afirmó.
Esta bogotana de 55 años vive un día a la vez desde hace 13 años y 2 meses, repitiendo constantemente el mismo mantra: “Pase lo que pase, no me meto un pase”. No obstante, para llegar a este punto, tuvo que tocar varios fondos.
“Pase lo que pase, no me meto un pase”: Este es el mantra que se repite todos los días Carolina Uribe, quien sobrevivió a la adicción.
Adrián Caraballo dedica su vida a proteger las Islas de San Bernardo sembrando manglares para frenar el avance del mar causado por el calentamiento global. ”Soy un líder socio-ambiental. Mi enfoque más real es ambientalista.
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Su labor es fundamental para preservar el ecosistema. Organiza tours sostenibles y jornadas de limpieza para cuidar las playas y el fondo del mar. Además, reúne voluntarios para pintar las casas de los habitantes de la zona. Pero, sobre todo, siembra manglares para frenar el avance del mar y proteger su hogar del calentamiento global.
“Hemos sembrado más de 2 mil plantas, con los niños, con los turistas. Todos traen su granito de arena”, dijo.
Adrián Caraballo dedica su vida a proteger las Islas de San Bernardo sembrando manglares