En medio de la selva colombiana, las organizaciones delincuenciales construyen uno de sus métodos más efectivos y sofisticados de transporte: los narcosubmarinos. Estas embarcaciones, con tecnología cada vez más avanzada, buscan burlar los sistemas de control y vigilancia. Lo más sorprendente es que algunas de ellas pueden llegar hasta destinos tan lejanos como Australia.
Resulta impresionante construir estas embarcaciones en medio de la selva. Los narcos contratan ingenieros navales y equipos de hasta 10 personas trabajan en promedio 6 meses para construir uno de estos aparatos.
“Son como una especie de astilleros artesanales, pero ellos lo que hacen es que adaptan una zona del terreno donde puedan tener una entrada de agua para posteriormente lograr sacar el semisumergible”, aseguró el coronel José Gómez Castellanos, comandante de la Brigada de Infantería de Marina en Tumaco.
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Son semisumergibles de bajo perfil
Los narcos no escatiman y tienen todo el material requerido para las construcciones que cada vez son más sofisticadas. "Ellos llevan herramientas, pulidoras, lijadoras, todos los materiales para para mezclar la fibra de vidrio, tienen motosierras, toda la herramienta requerida y esto lo hacen en el área de operaciones”, señaló el coronel Gómez.
Estos submarinos no son los grandes submarinos que se ven en la industria naval. Al contrario, son semisumergibles de bajo perfil que navegan con el objetivo de ser prácticamente invisibles para los radares y otros sistemas de detección.
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Los narcosubmarinos no solo han perfeccionado sus sistemas de propulsión, sino que también se camuflan con la inmensidad del océano. Su estructura y pintura están diseñadas para confundirse con el agua, dificultando su detección. “Son más difíciles de detectar por radar y a simple vista cuando las aeronaves hacen el paso”, explicó el coronel Gómez.
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El proceso de construcción de estos submarinos ha avanzado al punto que antes los sumergibles no tenían motores y se valían de barcos mercantes para moverse. Hoy, muchos están equipados con motores eléctricos.
Fabricados con materiales ligeros, pero resistentes, como la fibra de vidrio, y están diseñados para viajar largas distancias, pues tienen destinos finales como Estados Unidos, Europa o incluso Australia. Cada uno puede transportar varias toneladas de cocaína, lo que representa una carga millonaria para los narcotraficantes.
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Las autoridades colombianas enfrentan desafíos para interceptar estos narcosubmarinos, pues a pesar de los múltiples esfuerzos para combatir esta modalidad, los carteles siguen perfeccionando sus métodos.
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