Si la palabra del 2020 fue pandemia, la del 2021 ha sido vacuna. Primero, por la contrarreloj para crearla, testearla y producirla en tiempo récord. Después, porque no llegaban suficientes y ahora porque se necesitará un refuerzo. Colombia se demoró, pero llegó y la vacuna criolla contra el COVID-19 está en la puerta del horno y podría ser un salvavidas contra las nuevas cepas del virus y contra los que no creen en el empuje y el ingenio del país.
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Desde un laboratorio de la Universidad de Wisconsin, se está cocinando la vacuna colombiana, que además de ser orgullo nacional, promete ayudar contra la escasez de vacunas. El cerebro detrás de esa maravilla tricolor es el virólogo, Jorge Osorio, un paisa sencillo, disciplinado y echado para delante con la experiencia necesaria para lograrlo.