Así fue el gigantesco operativo para buscar a agente del CTI desaparecido en la selva

¿Qué pasó con Andrés Felipe Mejía, agente del CTI, desaparecido hace diez años? La selva del Guaviare fue el escenario de este misterio que una década después aún sigue sin resolverse. El 3 de mayo de 2014, Mejía, uno de los hombres mejor entrenados del cuerpo técnico de la Fiscalía participaba de una misión que tenía como objetivo capturar a Carlos Antonio Losada, comandante de las FARC. Los Informantes siguió las huellas de este caso.

“Atacamos con aproximadamente 30 helicópteros más todo el apoyo de capacidades de la Fuerza Aérea Colombiana, aviones fantasmas, aviones de bombardeo”, recordó el general Alberto Mejía, quien fue comandante de las Fuerzas Militares y dirigió la operación en la que desapareció el agente del CTI.

La oscuridad de la noche no permitía ver a un metro de distancia. Los Kfir bombardearon el objetivo, atrás en uno de los 30 helicópteros que lo seguían estaba Andrés Felipe, era parte del primer grupo que descendería a la zona para procesar la escena y poner en cadena de custodia toda la evidencia que encontran.

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Como en otras operaciones, los militares descienden primero y aseguran la zona, Andrés Felipe tenía puesto un casco blindado y guantes tácticos para bajar por la soga, llevaba un morral y su fusil en la espalda.

Nadie sabe muy bien qué fue lo que pasó. 10 años después, lo único cierto es que la cuerda que sostenía Andrés Felipe se cortó.

28 militares empezaron a buscar al agente del CTI esa misma madrugada por orden del general Mejía. Solo encontraron su fusil, a Andrés Felipe parecía que se lo hubiera tragado la Tierra.

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Para hallarlo se desplegó uno de los operativos de búsqueda más grandes en la historia de las Fuerzas Militares de Colombia: 11 aeronaves de la Fuerza Aérea y 638 hombres del Ejército y del CTI, perros y bomberos.

“Se pintaron en la selva con aerosoles cada uno de los árboles registrados y los árboles que creíamos que podría haber quedado en la parte superior, nuestros hombres de fuerzas especiales se subían a cada árbol de 60, 70 m de altura”, afirmó el general Alberto Mejía.

Dividieron el área de 45.000 m² en cuadrantes, siguiendo las coordenadas del GPS del helicóptero que transportaba Andrés Felipe. Los padres del agente fueron hasta el lugar, caminaron junto al general Mejía por la zona de los hechos y gritaron el nombre de su hijo desde un helicóptero del Ejército, arrojaron carteles con su foto anunciando una recompensa de $50 millones de pesos a quien entregara información, pero nada ha dado resultado hasta la fecha.

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Se dijo que lo había secuestrado la guerrilla, que perdió la memoria y estaba deambulando en algún lugar, muchas personas llamaron diciendo de todo y pidiendo la recompensa, se lanzaron dos operativos más en otras zonas de esa misma selva para buscarlo, pero siguen sin saber qué pasó con el agente.

Los padres de Andrés Felipe Mejía, tras años de incertidumbre, se resisten a creer que su hijo haya desaparecido de la faz de la Tierra y que el misterio sea la única respuesta tantos años después.

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