De oriente a El Tambo, en Cauca, las mujeres artesanas han encontrado la ruta de la seda, esa red de caminos comerciales de la antigüedad que se estableció en China durante la dinastía Han en el año 130 a.C., y que ahora conocen en Colombia. Ellas cultivan el gusano de seda, luego, tejen los hilos y usan las hojas de coca para convertirlas en puro color.
“Siempre la hemos conocido como la mata que mata, pero nunca nos dimos la oportunidad de saber todos los beneficios que tiene, que son excelentes”, aseguró Ruby Gómez en Los Informantes.
Si bien, la mata de coca tiene mala reputación en nuestro país, hay otros que sacan un provecho legal y beneficioso para quienes la cosechan. Un grupo de artesanas y campesinas llamado Agroarte ha decidido acoger esta planta y transformarla en uno de los tejidos más finos del mundo: la seda.
Anyi Ballesteros es la directora comercial de Agroarte. Ella llegó a la comunidad de tejedoras a los 19 años, sin saber que era realmente lo que hacía y a que se dedicaban. Así como Ballesteros, hay pocas personas que no saben que se cultiva la seda. Hoy en la finca de la cosecha hay al menos 40 mil gusanos que pronto harán el producto.
“Nosotros compramos a la Universidad Tecnológica de Pereira, ellos se encargan de hacer el proceso de cruce de razas, hacemos el pedido, envían los huevos y nosotros hacemos el proceso de incubación” aseguró Ballesteros. Para que los gusanos se vuelvan seda pasarán al menos dos meses viviendo en un criadero y comiendo una única planta, la morera.
“Desde muy pequeños nosotros le suministramos las hojas, no alcanzan a digerir toda la hoja, entonces hacemos unos cortes pequeños y se los suministramos a ellos. Los gusanos no se van a ir a ningún lado siempre y cuando nosotros siempre les demos comida”, afirmó.
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Para que los capullos se vuelvan seda, en vez de polillas, las artesanas los echan en agua caliente, así extraen los hilos de la seda en el Cauca y en cualquier parte del mundo.
Luz Dary Girón pasó hace 26 años de ser una recolectora de café a artesana del hilo de la seda. “Uno venía acá y se sentía bien, como que usted se concentra ahí y no piensa que tiene que ver o problemas que haya. Me gustan mucho los tejidos, la seda es muy hermosa, y ahora los colores también. Eso es lo que me fascina. Hago los shales, las bufandas, ponchos y vestidos”, comentó a Los Informantes.
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Sin embargo, está zona del Cauca siempre ha sido muy golpeada por el conflicto armado
y también, su gente ha tenido que cargar con el estigma de ser un pueblo cocalero. “El Tambo por muchos años ha sido la zona roja principal del departamento del Cauca. Acá te secuestran, eso es lo que siempre escuchas, y cuando tú sales a la ciudad también te sientes estigmatizado por ser del Cauca, siempre te dicen lo malo es que usted es del Cauca”, señaló Deyanira Domínguez, hija de Luz Dary Girón.
No obstante, el pueblo y sus artesanos han intentado que está mala fama se esfume y presente nuevas alternativas de la producción de la hoja de coca, entre ellos, los gusanos de seda convertidos en un producto de lujo. “Las artesanas tenían un muestrario que es una autopublicación que alguien hizo en el Cauca y que ellas no tienen claro quién lo hizo. Dentro de ese libro había unas muestras tinturadas con coca, también de ahí surge el interés de utilizar la plata. Entonces ahí fue donde inicialmente se vio que se podía pintar con coca y ya luego con las artesanas sacamos nuestras muestras. Claro que nos sorprendió y nos dio mucha alegría ver que de la coca podríamos sacar colores”, afirmó María Alejandra Torres, artista plástica.
Las artesanas recurren al carbonato de calcio para que absorba el color de la coca en el agua, así se vuelve pigmento, se puede usar de otras formas y el agua vuelve y queda cristalina. Su arte ha llegado a niveles internacionales, presentando el proyecto del tejido de la hoja de coca, asimismo, las artesanías y prendas de moda con los colores que genera la planta.
En 2023, estuvieron en Viena en la discusión anual de la ONU sobre drogas. Un espacio que le ha abierto puertas y que esperan que siga llegando a otros lugares del mundo. De alguna forma, la coca llegó a El Tambo a expandir toda una paleta de colores.