Arauca está en alerta roja: las bombas, el reclutamiento de menores, los asesinatos que no dan tregua y los desplazamientos, baten todos los récords de violencia. La población civil se encuentra aterrorizada en medio del fuego cruzado por los enfrentamientos entre las disidencias de las FARC y el ELN que se disputan un territorio que sirve como principal corredor del narcotráfico del continente. Así late el corazón de esa guerra invisible y las lágrimas de José Luis Lasso, el personero de Saravena, que son un grito de auxilio.
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Las imágenes son aterradoras, la devastación del registro de una guerra: ventanas rotas, paredes caídas y un edificio en ruinas en la cuadra donde explotó una bomba del frente 28 de las disidencias de las FARC contra una sede de líderes sociales en Saravena, Arauca. Es eso, el escenario de una guerra, que ha dejado más de 3.860 desplazados en lo que va del año. En enero y febrero 103 personas fueron asesinadas. Los Informantes conversó con las víctimas y escuchó el llanto de un funcionario impotente y agobiado.