Un rugido fue la señal de que una brutal pelea estaba a punto de comenzar. Sus protagonistas fuerondos osos pardos que no tenían ganas de compartir el territorio y menos a las hembras del lugar.
El combate se hizo tan intenso como lo dicta la ley de la selva y ocurrió al lado de una cabaña, donde dormían dos documentalistas de vida salvaje que habían dejado sus cámaras encendidas para captar todo lo que se movía a su alrededor.
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Como en toda batalla hay un vencedor y un vencido, el gran derrotado tuvo que abandonar, herido y exhausto, el territorio del bosque en los linderos del Centro de Vida Silvestre Boreal, en Kumo, Finlandia.
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De acuerdo con los lugareños, no se tenían noticias de una pelea así en al menos 15 años.
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