La mujer, de origen canadiense, robó algunos objetos en la ciudad de Pompeya, Italia, en 2005. En una carta reconoció haberlos hurtado de un sitio arqueológico y desde entonces no ha dejado de pasar por infortunios, incluido el cáncer de mama que padece.
Según el periódico británico The Telegraph, contó que tenía 21 años cuando los tomó y aseguró que los objetos “son portadores de mala energía”, pues durante esos años tuvo cáncer de seno en dos oportunidades y varias dificultades económicas.
Su mayor preocupación ahora es que la maldición no pase a su familia e hijos, por eso tomó la decisión de enviar a un agente de viajes de Pompeya los objetos arqueológicos que le pertenecen a esta ciudad.
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Dentro del paquete y escrito, que fue entregado a la policía local, prometió volver a Italia en el futuro para pedir perdón a los dioses y a los lugareños por lo que hizo.
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