Cuando el sacerdote Andrés Quiroga ofrecía una misa clandestina a los feligreses de Santa Fe, Argentina , un grupo de policías ingresó a la iglesia interrumpiendo el acto religioso que se estaba llevando a cabo en medio del confinamiento estricto en el que se encuentra el país.
Con una enorme cruz el párroco se acercó a los uniformados y en lo que parecía un “exorcismo” enfrentó a uno de los agentes gritando “en nombre de Cristo, fuera de la casa de Dios”.
El sacerdote estaba rompiendo una orden que busca reducir los contagios por coronavirus que afectan a la comunidad argentina, razón por la que los oficiales se vieron obligados a intervenir.