Llegar a un pueblo fantasma se convirtió en algo así como una obsesión para los exploradores por naturaleza Bob Thyssen y Frederik Sempels, especialmente, por su iglesia inclinada, una construcción que se niega a caer.
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El pueblo se encuentra ubicado en Ropoto, una localidad incrustada en las montañas griegas y abandonada después de un deslizamiento de tierra que por poco la sepulta para siempre.
Su secreto mejor guardado, sin embargo, esuna iglesia con una gran inclinación de 17 grados, mucho más que la famosa Torre de Pisa, en Italia, inclinada alrededor de 5 grados.
El templo de este pueblo fantasma evoca un ambiente lúgubre que presagia un final ineludible: la caída de una estructura, la sepultura de una historia y el olvido del mundo.
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