Un santuario acoge rinocerontes bebés que han quedado huérfanos, la mayoría, por culpa de cazadores furtivos. Gracias a las redes sociales, personas de todo el mundo han podido ser testigos tanto de la forma en que estos animales se libran del desamparo como sus progresos y la oportunidad que tienen de una nueva vida.
Hace 22 años, este santuario recibió a su primer rinoceronte huérfano. Detrás de él llegaron uno, dos, tres, cuatro y decenas más. Una población creciente y necesitada de atención que llevó a sus cuidadores a pasar de una pequeña granja a una reserva natural en el nororiente de Sudáfrica.
Sus fundadores, de origen humilde, terminaron asociados con los parques naturales de Sudáfrica para ayudar en el rescate, la rehabilitación y la protección de estas crías desamparadas.
Dos décadas han pasado desde entonces, haciendo del santuario Care For Wild uno de los más seguidos en redes sociales y también uno de los más efectivos a la hora de proteger a estos grandes mamíferos.
Cerca de un millón de usuarios hacen parte de su comunidad que, como estos cuidadores, se han convertido, simbólicamente, en los padres adoptivos de los rinocerontes.
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