Este atleta olímpico descubrió y ayudó a desmantelar una casa del terror: un criadero que vendía carne de perro incluso de mascotas robadas a sus dueños.
Gus Kenworthy, uno de los mejores esquiadores freestyle del mundo, aprovechó su participación en los Olímpicos de Invierno de Pyongyang, Corea del Sur, para ayudar al cierre de un criadero de perros que eran sacrificados para el consumo humano.
Salvó a 90 de estos animales domésticos de una muerte segura y cruel, ya que el lugar no contaba con las condiciones mínimas de higiene y ética.
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