Los niños de la Fundación Abigail, en Uganda, bailan como si no existiera un pasado marcado por el abandono, la orfandad o necesidades especiales que han hecho más duro el camino.
Danzan porque están seguros de que el presente es más prometedor, gracias al apoyo brindado por Abigail, la organización comunitaria que les ha dado la oportunidad de contar con un hogar en la ciudad de Jinja.
Por estos días, el arbolito de Navidad se ha convertido en su compañero inseparable, para recordarle al mundo que es tiempo de dar a quienes más lo necesitan. Ellos, a cambio, agradecen con una sonrisa que pareciera no caber en sus pequeños rostros.
Los niños de la Fundación Abigail, que cuentan con más de 258.000 seguidores en Instagram, son tan solo una muestra de las vidas que, con bondad y empatía, pueden llegar a cambiar.
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