Phoebe había desaparecido de la casa de Christine Ball, una mujer del condado de Cheschire, en Reino Unido, en 2001.
Christine la buscó por todos lados, poniendo afiches y preguntando entre sus vecinos, pero no la halló.
“Desapareció cuando tenía solo dos años, y creemos que probablemente alguien se la llevó y de alguna manera se perdió, porque siempre se quedaba cerca de casa y no se aventuraba lejos”, dice Ball.
Hace algunos días recibió una sorpresiva llamada de la RSPCA (la Sociedad Protectora de Animales del Reino Unido ) informando que un gato con un microchip había sido encontrado y que, según la información, ella era la propietaria.
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En efecto, Phoebe había sido hallada en el campo, confundida y mojada, por una mujer que la llevó a un refugio.
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El personal del refugio se sorprendió al ver que el gato había sido adoptado en ese mismo lugar 20 años atrás y contactó a su dueña original.
Lamentablemente, la felina ya tenía 22 años y estaba enferma y en malas condiciones. El veterinario halló que tenía un tumor en el cerebro, por lo que decidió que lo mejor para ella era dejarla descansar.
Phoebe estuvo sus últimos dos días de vida en la casa de Christine, recibiendo mimos y calor de hogar.
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La mujer dice estar agradecida con el personal del refugio por haber sido capaz de ubicarla y permitirle estar en las últimas horas de Phoebe y despedirse de ella.
“El veterinario me dijo que no pudiera sobrevivido 20 años en las calles y que seguramente alguien la cuidó como su mascota. No estamos seguros cómo terminó a su avanzada edad en la calle. Quizás su cuidador fue llevado a un centro para adultos mayores o murió. Quién lo puede saber en estos tiempos tan extraños”, concluyó la mujer.
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