
El reciente fallecimiento del papa Francisco ha revivido momentos únicos de su papado, entre ellos, uno que ocurrió a más de diez mil metros de altura. Se trata de la historia del chileno Carlos Ciuffardi y su esposa Paula, quienes recibieron el sacramento del matrimonio de manos del pontífice a bordo de un avión.
Este acontecimiento inédito ocurrió en enero de 2018, durante el viaje apostólico de Francisco a Chile. En un trayecto entre Santiago e Iquique, Carlos, miembro de la tripulación del vuelo papal, y Paula, también trabajadora aérea, se acercaron al papa para pedirle una bendición especial, pero lo que ocurrió superó cualquier expectativa.
Durante una entrevista con Noticias Caracol en vivo, Carlos recordó ese momento como “maravilloso”; aclaró que no fue una simple petición espontánea: “No es llegar y decirle al papa ‘cásenos’, porque así tampoco fue”. Según contó, la aerolínea Latam le había asignado la misión de asistir al pontífice en sus desplazamientos por Chile. Él era jefe de cabina y, como tal, estuvo en constante cercanía con Francisco, quien viajaba en el asiento 1A.
Carlos explicó que, de acuerdo con el protocolo del Vaticano, estaba prohibido dirigirse directamente al santo padre, por lo que las solicitudes eran transmitidas a través del secretario personal del papa, en ese momento el monseñor colombiano Mauricio Rueda. Sin embargo, el sumo pontífice rompió el protocolo con una cercanía sorprendente, "él mismo fue abriendo el camino para empezar a conversar", explicó.
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En un momento del aterrizaje en Santiago, el papa se levantó de su asiento y caminó hacia donde estaba Carlos. “'Su santidad va a tener que tomar asiento, va a tener que volver a su asiento y ponerse cinturón'. 'No' me dice, '¿cómo se te ocurre Carlos? Yo necesito estirar las piernas'", recordó con humor; "entonces le dije: ‘Quédese tranquilo aquí al lado mío’”, relató. Allí iniciaron una conversación amena que se extendió durante varios minutos.
Francisco se mostró especialmente simpático al notar el apellido de Carlos. “Me agarró la piocha (distintivo) del uniforme y me dijo: ‘Ah, vos sos italiano, Chufardi’”, a lo que Carlos respondió que era chileno, descendiente de italianos. “Somos como primos”, bromeó el pontífice.

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Una inolvidable ceremonia matrimonial
Al día siguiente, la pareja volvió a formar parte de la tripulación en un vuelo hacia Iquique. El trayecto era tranquilo, sin mayor actividad a bordo, por lo que decidieron acercarse al papa para pedirle una fotografía. Carlos pidió permiso para pasar junto a Paula. Al encontrarse nuevamente, Francisco lo saludó con entusiasmo: “¡Che, Carlos, volviste! Qué gusto verte”.
Fue entonces cuando Carlos aprovechó para presentarle a su esposa y pedirle una bendición para su matrimonio. Francisco accedió con gusto, pero pidió que le aclararan si estaban casados por la iglesia. La respuesta fue negativa. "Pero ¿cómo? Me estás dando a mí una bofetada en la cara, ¿cómo es posible que no haya cumplido con el sacramento con una mujer tan hermosa?", lo reprendió.
El tripulante explicó que tenían 10 años de matrimonio civil, pero que un terremoto en 2010 arruinó los planes de boda religiosa. “Me enojé con Dios”, confesó. Entonces el santo padre lo miró y le respondió: "No Carlos, no te puedes enojar con Dios, Dios te trajo acá, el Espíritu Santo te trajo frente a mí con tu esposa, y si ustedes me están contando esta historia le tenemos que dar un cierre a esto”. Les preguntó si verdaderamente querían casarse y luego de analizar el lugar le dijo: "Pero papa ¿usted nos puede casar, de verdad que nos puede casar aquí? Estamos en un avión".
"Sí yo soy el papa yo puedo casar a quien quiera y donde quiera, así que si quieres los caso ahora", contestó el religioso argentino con su característico humor.
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Así, sin preparación previa y sin invitados formales, con el dueño de Latam como testigo y en medio del cielo chileno, el papa Francisco ofició el matrimonio de Carlos y Paula. Fue una ceremonia sencilla, pero llena de simbolismo, fe y humanidad. Un gesto que, como recordó Carlos en la entrevista, “solo puede explicarse como obra del Espíritu Santo”.
Ahora, tras la partida del sumo pontífice, su curiosa historia de amor cobra un valor aún más especial.