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Llegó al hospital vestida de novia para cumplir deseo de su madre con cáncer terminal

Su hija solo necesitó cinco días para preparar la boda y hacer realidad el sueño de la mujer que le dio la vida.

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Nicole Lind, de 30 años, sorprendió a su mamá, Elizabeth Bridgewater, de 71, al presentarse en el hospital vestida de novia y lista para casarse. Por supuesto, su madre creyó que se trataba de una broma, pero la realidad era que su hija iba dispuesta a cumplirle su último deseo.

A Elizabeth le diagnosticaron cáncer de pulmón hace dos años. Desde entonces, se sometió a quimioterapias y tratamientos. La enfermedad, sin embargo, avanzó de forma agresiva y las esperanzas de vida se redujeron a semanas, según el más reciente pronóstico médico.

Para cumplir el deseo de su mamá, Nicole organizó su boda en cinco días y se casó con James, su prometido, en el Hospital de la Universidad Queen Elizabeth, en Glasgow, Escocia, donde era atendida la señora Bridgewater.

“Sabía que tenía que hacer algo. Hablé con James sobre esto un lunes y él dijo que sí a la idea de inmediato y empezamos a planearla. El sábado nos casamos”, relató Nicole al medio digital DailyMail .

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Una enfermera fue la encargada de conducir a Nicole, vestida con su traje de novia blanco, hasta la habitación de su mamá. Ambas se fundieron en un abrazo.

“Cuando la vi llegar vestida de novia, pensé que era una broma”, recordó Elizabeth.

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Con la emoción aparecieron las lágrimas. La madre reconoció que había pensado que jamás vería a su hija casada. Pero ahí estaba ella, enfundada en su traje y lista para contraer matrimonio.

Debido a las estrictas medidas sanitarias por la pandemia del coronavirus Covid-19 , Nicole tuvo que solicitar un permiso especial para que el hospital le permitiera casarse allí.

Nicole y James se casaron el sábado 5 de septiembre a las 2:15 p.m., en un pequeño espacio acondicionado como salón y con un grupo limitado de invitados que se acomodó en sillas separadas por dos metros de distancia.

Después de la ceremonia, que duró una hora, las enfermeras sorprendieron a Elizabeth y a los recién casados con una habitación decorada en la que reposaba un pastel y té que compartieron en familia.

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El último deseo de una madre se había cumplido.

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