El amor a primera vista aún existe, si no que lo digan Rachel Décoste y Honoré Orogbo, dos almas que se conocieron por casualidad cuando ella hacía un viaje de autodescubrimiento. Lo que empezó como un intercambio de palabras para ubicarse en una ciudad pasó a un compromiso matrimonial dos semanas después y una boda tras seis meses.
Por azares de la vida Rachel aterrizó en República de Benín, un estado de África Occidental. El destino la llevó allí de una forma inexplicable: se realizó una prueba de ADN, la cual arrojó que sus ancestros estaban en el salvaje continente.
Cuando llegó a la ciudad de Ouidah luego de un par de días se encontró con Honoré, quien se ofreció a ser su guía y ayudarla a movilizarse en el destino, hasta ahora desconocido para ella. “Honestamente, no sé si hubiera podría localizar la República de Benín en un mapa antes de esto”, señaló la mujer a CNN .
La química entre ellos iba tan rápido como la moto en que el hombre le mostró los sitios turísticos y todo trascendió entre amenas charlas: “Éramos muy abiertos y sinceros, porque éramos extraños y nunca nos volveríamos a ver".
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Después de dos semanas aterrizaron la idea de darle rienda suelta a su romance y se comprometieron. A pesar de que Rachel tenía que regresar a la ciudad en donde vivía, seis meses después regresó a Benín y un altar fue testigo de la aventura que iniciaba ese enero de 2019.
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Honoré, que era padre soltero, se mudó con su hijo a Canadá. Actualmente esta familia vive en Ottawa.
Entre las reflexiones de esta historia, Rachel, que trabaja como experta en diversidad e inclusión, dice que "a veces no se debe forzar el destino" y recomiendo simplemente “sigue tu corazón”.