Lucy Smith es una joven de 18 años que casi muere luego de contagiarse de coronavirus COVID-19 . Según su relato, estando embarazada, se negó a aplicarse la vacuna contra la enfermedad. Esa acción casi le cuesta la vida y la de su bebé.
La mujer se contagió de COVID-19 cuando cumplió las 36 semanas de embarazo.
Su estado de salud se deterioró de a poco y fue internada en el hospital de la Universidad James Cook, situado en Inglaterra .
Con el paso de las horas su condición se volvía más crítica y los médicos se vieron obligados a realizar una cesárea de emergencia antes de intubarla en una unidad de cuidados intensivos, ya que había sufrido un colapso pulmonar.
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“No sabía lo que nos pasaría a mí y a mi bebé. Estuve en la unidad de maternidad durante cuatro días antes de que mis pulmones colapsaran. Hicieron una cesárea de emergencia y luego me pusieron directamente en un ventilador, lo que significa que no pude ver a mi bebé”, narró la joven al diario Mirror .
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Aseguró que entrar a la UCI la hizo pensar en que iba a morir y que no conocería a su bebé.
Gracias al esfuerzo de los galenos su estado de salud mejoró tras cuatro semanas en cuidado crítico.
En ese momento la llevaron a la sala de neonatos y allí pudo conocer a su bebé: “Cuando pude verla en la sala de partos, pude abrazarla por primera vez, fue muy emotivo, lloré”.
Hoy, está en su hogar disfrutando de su pequeña hija.
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Desde allí envió un mensaje a todas las madres embarazadas: “Vacúnense, no vale la pena correr el riesgo de contraer la enfermedad, casi me muero”.
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Por su parte, Deepika Meneni, directora clínica de obstetricia de South Tees Hospitals NHS Foundation Trust, contó que le alegra que la joven madre y su bebé se hayan salvado.
Ella también aprovechó para mandar una importante invitación: “Recomendamos encarecidamente que las futuras mamás reciban la vacuna contra el COVID-19”, dijo la especialista.