La gata Lilly se convirtió en la salvadora de los Martin, una pareja que vive en Oregon, Estados Unidos.
La felina jugaba con su dueña Sandi cuando se detuvo para olfatear la válvula de la chimenea. Esa extraña actitud hizo que la mujer se acercara “y había un olor a gas natural, (…) era muy débil, así que realmente no confiaba en mi nariz. Luego le pedí a mi esposo que lo oliera y él también lo olió”, le contó al medio KGW8.
Al comunicarse con la compañía les pidieron cerrar todas las conexiones, abrir ventanas y apagar todos los equipos electrónicos mientras llegaba alguien para hacer la revisión.
El técnico “dijo que era una fuga peligrosa”, afirmó Sandi, es decir que si Lilly no lo hubiera detectado, el gas podría haberse acumulado y causar una explosión o un incendio.
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Para esta mujer no es la primera vez que el animal la ayuda.
Según Sandi, la gata, a la que adoptaron, la apoyó a ella y a su esposo a salir de la tristeza que le trajo la pandemia, pues por las restricciones no ha podido compartir tiempo con sus hijos y el resto de su familia.
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Lilly es especial, ya que tiene 21 dedos, en vez de 18, y tiene leucemia felina, una enfermedad incurable que podría acortar su vida.