“Cierren los ojos y abran sus manos”, ese fue el pedido de Danielle Puig a sus tres hijos que, entre risas, le siguieron la corriente sin imaginar la sorpresa que les esperaba.
Zeke, de 6 años, había regresado a casa 75 días después de que fuera internado en el hospital, en donde fue sometido a dos trasplantes de médula y a una intensa quimioterapia.
El reencuentro de los cuatro hermanos se convirtió en una explosión de emociones.
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El camino, sin embargo, es culebrero y a Zeke le queda aún mucho por recorrer en su lucha contra el cáncer. Eso sí, siempre guiado por la fuerza del corazón y una fuente inagotable de alegría.
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