Transcurría el año 2002 cuando Adam Derring renunció a su trabajo con la idea de emprender un negocio propio. Buscó la ayuda de un banco a través de un préstamo, pero el gerente le dijo “en un tono condescendiente que era demasiado joven y sin experiencia comercial”.
Este empresario británico afirmó que iba a la fija y que no tenía un plan b, así que el dinero que había ahorrado de su antiguo trabajo solo le alcanzó para los tres primeros meses de arriendo en una pequeña oficina y una línea telefónica para contactar a sus clientes tras la negativa del banco.
“Pasé cuatro meses llamando a potenciales clientes sentado en el suelo, no podía tener un escritorio ni una silla”, dijo en una entrevista Derring.
Paso a paso fue construyendo su empresa de gestión de deuda y doce años después la vendió por más de 6 millones de dólares. Y no se quedó con eso, pues otros negocios siguieron creciendo y hoy día es un exitoso empresario.
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Hace unos días reveló que decidió adquirir la sede del banco que se negó a prestarle los 12.000 dólares que requería para emprender su negocio. Adquirió el edificio por unos 570.000 dólares.
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Adam Derring le dijo al portal LADbible que planea convertir la sede en un edificio residencial y que conservar esa contrucción como propia “hace que todo vuelva al punto de partida y demuestra que tenía razón al seguir creyendo en mí mismo".
Para finalizar dijo que la clave del éxito está en "mantenerse fiel a su visión y seguir adelante, pese a los obstáculos", pues aun sin el préstamo negado por ese banco logró salir a flote.
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